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Dedicado a lospiojosdeMeredith ❤️

«Un depredador jugando con su presa»

Astra

Nunca tuve muchos amigos. Desde muy pequeña trabajé al salir de clases hasta que, con la muerte de papá, solo tuve tiempo para trabajar y no para estudiar. Creí haber tenido algunos amigos, pero aprendí que cada quien siempre vela por sus intereses, sobre todo en lugares como South Rednett.

Troy nunca fue mi amigo, ni estuvo cerca de serlo, ni siquiera cuando éramos pequeños. Al contrario, me hizo la vida imposible en la escuela y cuando me encontraba fuera de ella. Jamás se había aprendido mi nombre siquiera, pero no le hacía falta para que me quitara mis cosas, para empujarme por escaleras, para humillarme y hacerme sentir distinta porque mis ojos y el resto de mis rasgos eran diferentes a los suyos.

Era uno de los lacayos de Cassian, de los que lo perseguían a todos lados creyendo que, siendo crueles, podrían impresionarlo. Tal vez lo hacían, no me sorprendería. Y si él en South Rednett me hacía la vida imposible, sabía que en Arcadis me destrozaría para sacarme de la competencia.

El bate había caído muy cerca pero no podía alcanzarlo. Troy vio mis intenciones, así que aprisionó mi mano con una de las suyas.

—¿Qué puedo hacer contigo ahora? —preguntó, burlón. Intenté contestar algo pero terminé jadeando en busca de aire. Él se dio cuenta y levantó solo un poco su rodilla de mi espalda para permitirme respirar—. ¿Decías algo?

—Vete a la mierda.

Al ver que su presión sobre mí no era tan fuerte, logré sacudirme con fuerza haciendo que él se cayera de lado, aunque lanzando mi bate lejos para que no pudiera alcanzarlo. Forcejeamos un momento hasta que volvió a posicionarse encima de mí y sacó su arma: una pistola que apuntó directo a mi frente.

—A Cassian le gustará saber que te encontré —murmuró—. Te reclamó como su juguetito después de todo.

—Cassian, Cassian, Cassian... ¿Es lo único que sabes decir? ¿Es que no sabes pensar cuando él no está cerca? Bueno, en realidad, cuando él está cerca tampoco piensas nada, solo te pegas como una garrapata.

Con mi bate lejos, necesitaba buscar otra manera de lastimarlo. En el bolsillo de mi pantalón tenía la navaja que me había cedido Gregory, podía sacarla si Troy se descuidaba lo suficiente y para eso tenía que hacer que su mente se desestabilizara un poco.

Al escucharme, su mirada se tornó furiosa y supuse que iba por buen camino.

—No sabes absolutamente nada —contestó, sin argumentos—. ¿Qué viniste a hacer acá de todas maneras? Ni siquiera Wex tiene esperanzas en ti, nadie las tiene. ¿Crees que vas a llegar lejos con eso? —Señaló mi bate.

—No puedes usar una pistola común —dije, mirándolo a los ojos e intentando no demostrar que estaba asustada. Desprendí un exceso de confianza que no sé de dónde saqué—. Al menos no con balas regulares. Y si quieres seguir en el juego, más te vale no disparar porque te descalificarán.

Troy sonrió.

—¿Y quién te ha dicho que tiene balas?

Mis ojos examinaron con mayor detenimiento el arma. Parecía una pistola común, de las que abundaban en South Rednett, pero tenía detalles diferentes. La boca era más larga y una línea de un tono azul eléctrico la atravesaba hasta llegar al gatillo.

—Entonces, ¿qué es lo que dispara? —Por primera vez, se dio cuenta de que tenía miedo.

—¿Por qué no lo descubrimos?

Arcadis: El juego ©Where stories live. Discover now