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Dedicado a Ma_ler_ ❤️

«Ser los dueños de nuestra narrativa»

Cassian

Maddox se había vuelto loco.

Cayla y Astra le habían solicitado que nuestros entrenamientos fueran más difíciles, pero lo suyo era exagerado. Nos obligó a desayunar en la madrugada, y antes de que saliera el sol ya estábamos en una sala de entrenamiento, siendo humillados por él.

De todas maneras, agradecí que se volviera más rudo porque últimamente no dejaba de pensar en que volvería a ver a Wex. No paraba de plantearme escenarios y estaba listo para desenmascararlo en vivo si se le ocurría fingir que era un excelente padre. Como Troy había ganado en Guerra de Campeones, no se devolvió a South Rednett, así que solo aumentaba mi preocupación por mi madrastra y hasta por la familia de Astra. Troy no hubiera sido capaz de hacer nada, pero al menos alguien hubiera velado por ellos.

Así que el entrenamiento de Maddox me ayudaba a no pensar en eso, a concentrarme en el siguiente golpe, en el dolor en mis piernas y en mi costado, en cómo Astra caía y volvía a levantarse una y otra vez. Si ella podía, entonces yo también.

Después de lo que él llamó "calentamiento", nos puso a hacer una carrera de obstáculos. Al cuarto intento y luego de que nos dijera que éramos patéticos, logré terminar de primero, pero solo porque algunas partes requerían agilidad y flexibilidad, y en esa área era mejor que mis compañeras.

Cuando Astra terminó y se unió a mi lado, Maddox nos miró con decepción.

—No han aprendido nada. Dejaron a Cayla atrás.

—Es un entrenamiento —me quejé—. No el juego de verdad.

—Estamos entrenando para el «juego de verdad». Si no se ayudan entre ustedes, el resto de los equipos lo notará y se aprovechará. Empiecen otra vez.

—¡¿Otra vez?! —soltó Astra, casi lanzándose al piso—. Ya son las once de la mañana, nos tomó tres horas terminar este circuito, y antes de eso nos cansaste con las peleas cuerpo a cuerpo y...

—Pensé que querías entrenar más fuerte.

—Sí, pero veinte minutos de descanso no vienen mal.

—Bueno, si quieres ser una mediocre, ve a descansar. Allá están las colchonetas.

—Tampoco tienes que decirle mediocre —intervine.

—Se está volviendo aburrido que intentes defenderla. —Maddox puso los ojos en blanco—. Puede hacerlo sola y, además, les recuerdo a ambos que esto es lo que querían. Ni siquiera estoy siendo la mitad de fuerte de lo que me pidieron y ya están llorando como cachorros separados de su mamá. Tómense su descanso y avísenle a Cayla, si es que logra desenredarse de las trampas. Vuelvo en veinte minutos.

Se dio vuelta e hizo un gesto de despedida con la mano. Además de ponerse más rígido con los entrenamientos, el cambio de su actitud también fue drástico.

Astra dio un paso hacia mí.

—Sé que lo haces con las mejores intenciones —murmuró, rozando su meñique con el mío en un gesto tan íntimo como dulce—, pero él tiene razón. Yo puedo abogar por mí misma.

—Eso lo sé. Solo me pareció injusto que te llamara «mediocre». Nada de lo que estás haciendo en Arcadis lo es.

Ella sonrió. Todo su rostro estaba sudado y manchado, su pelo despeinado, y hasta tenía una pequeña rotura en el labio por culpa de Maddox, pero se veía tan... sexy.

Arcadis: El juego ©Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang