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LA MUJER SE ENCONTRABA EN EL SUELO, sus sollozos y lamentos perturbaban la paz de la noche, estrujando el corazón del pobre ángel, quien intentaba no hacerse un ovillo, de pie ante la puerta de entrada, observándola y renuente a acercarse un ápice...

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LA MUJER SE ENCONTRABA EN EL SUELO, sus sollozos y lamentos perturbaban la paz de la noche, estrujando el corazón del pobre ángel, quien intentaba no hacerse un ovillo, de pie ante la puerta de entrada, observándola y renuente a acercarse un ápice más.

Sus sentimientos eran demasiado fuertes, demasiado dolorosos. Los recuerdos parecían tan crueles como para rememorarlos, y las terribles lágrimas negras que derramaba no eran ni la mitad de la prueba de que esa mujer realmente ansiaba la muerte. Pero Reishack no deseaba hacerlo.

Esa mujer era una especial, al igual que el maldito payaso que le había hecho sentir como un ser tan despreciable.

No comprendía el por qué, pero aquellas almas privilegiadas, escogidas por el propio creador para limpiar la Tierra, parecían estar siendo atacadas por un virus brutal y desalmado que los tiraba a la locura.

La mujer arrodillada frente a él no era la excepción.


Por un instante que le pareció un mágico momento, Reishack la miró, y en sus ojillos aguamarina trató de imaginar la mirada curiosa y asombrada de una chica demasiado pura para su edad. Una joven con cualidades asombrosas y un sentimiento de humanidad tan arraigado y palpable, que el joven ángel sintió unas terribles ganas de llorar con tan solo imaginarse que tendría que llevársela al Avitchi.

Eso era algo impensable, cruel y vil hasta para él mismo.

Tocar de nuevo a un ser especial en tan poco tiempo lo convertiría ante sus ojos en un ser corrupto, manchado e imperdonable.

No podía. No podía.


Tornó la cabeza hacia otra parte al tiempo que la mujer se aferraba a su pantalón.

Tal y como sucediera con el payaso, a ella no había tenido que explicarle demasiado. Su instinto le reveló enseguida quién era ese ser poderoso con rostro inocente. De inmediato le agradeció su presencia, sintiéndose culpable por hacerle perder el tiempo de esa manera tan absurda.

—Habría venido por ti exclusivamente pese a que no tuviera que hacerlo. Aunque me habría encantado que fuese en otras circunstancias, cuando fuera el momento. Ahora es muy pronto. Desiste.

—¡No puedo! —exclamó ella, su voz se entrecortó. Reishack sintió una punzada en el estómago—. Tengo tanta rabia contra este mundo, no puedo dormir, he tenido que permanecer despierta más tiempo del que puedo y ahora solo quiero dormir para siempre.

—Aún hay una oportunidad. La luz siempre llega para aquellos que tienen fe.

—Eres un ángel hermoso. La creación entera debió haber sido como tú —susurró la mujer, extendiendo una palma hacia el rostro blanco del ángel, que permaneció en pie.

—Tú eres hermosa —repuso él al tiempo que se agachaba para cumplir con los deseos de la mujer, y permitir que lo tocase. Su voz varonil retumbó en cada espacio del departamento.

Reishack - El último ángel de la muerte prematura [Serie Reishack 1]Where stories live. Discover now