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—DIOS SOLO EXISTEN PARA AQUELLOS QUE ASÍ lo sienten

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—DIOS SOLO EXISTEN PARA AQUELLOS QUE ASÍ lo sienten.

—Pero, entonces, ¿no sería eso intransigente y contradictorio? Si Dios existe, existe y ya. Le guste a quien le guste. No va a desaparecer solo porque no estás de acuerdo con sus designios o no tengas la madurez para entenderlos.

Reishack frunció el ceño, irritado.

—Tú no entiendes. ¿Acaso crees que Dios te observa desde el cielo? ¿Piensas que te obsequiará una guirnalda de flores si te portas bien mientras envía a los malhechores al Infierno? —sonrió de modo sarcástico—. Si todavía crees en eso entonces debes estar loca.

Italia creía estar viendo a un nuevo Reishack, no era el mismo. Desde que había destrozado a ese tal desertor parecía haber cambiado; no demostraba aquella frialdad despiadada, aunque no era más cálido. Se despreocupaba un poco más en eso de ser extremadamente cruel con sus palabras. Hasta parecía un chico, un adolescente común y corriente. Y grosero. Italia no podía descartar grosero en la lista de adjetivos que lo calificaban.

—Yo creo que todas esas locuras, como tú dices, son realmente ciertas. Y la prueba más convincente de ello eres tú, aquí presente. Digo, ¡eres un ángel! ¡Y te llevas a las personas al Cielo o al Infierno! Si eso es una locura, entonces tu vida entera es como un hospital psiquiátrico y tú debes ser uno de los dementes más histéricos y locuaces de todos. —Reishack calló—. ¿Verdad que tengo razón? Todo tiene un orden, en verdad existe un plan divino... entonces...

—No es así —prorrumpió el chico, harto de sus parloteos—. El Eterno no tiene un plan ni nada que se le parezca. Él simplemente decide crearlos y lo demás está a su entero juicio —le dio la espalda, evitando mirarla a los ojos, y continuó—. Además, ni siquiera hay un castigo para los insurrectos.

—¿Que no hay? Pero, y yo...

—¿Tú? Tú simplemente fuiste un experimento más, la creación de la que el Eterno debería sentirse avergonzado. O quizás lo esté y por ello no los toma en cuenta para nada. Deberías empezar a buscarte a un nuevo Dios, porque a este, sus vidas lo tienen sin cuidado

La joven se sintió confundida, quería exhalar en llanto, pero la presencia de Reishack no se lo permitía. Suspiró con fuerza, oprimiendo su vestido oscuro.

—Si eso es cierto entonces, ¿por qué no me lo dices a los ojos?

—¿Qué?

Reishack echó una breve ojeada por la espalda

—Desde que te vi he notado que tienes un gusto muy torcido; te satisface hacer sentir mal a todo el que se te cruza frente a ti, jugar con todos, y lo haces de maneras verdaderamente efectivas que durarían más que una tremenda golpiza. Pero ahora no lo has hecho. Me has dado la espalda.

—¿Qué quieres decir?

—Dios sí tiene un plan, yo lo sé. Lo siento. Y ningún ángel bobalicón va a venir a decirme que estoy equivocada.

Reishack - El último ángel de la muerte prematura [Serie Reishack 1]Место, где живут истории. Откройте их для себя