𝓘𝓧

473 81 2
                                    

—¡Mátenlo ya! —exclamó finalmente el enano. Su voz rasposa y chillona resultaba molesta al oído.

Con un tremendo grito de furia el esqueleto volvió a la carga. Y esta vez Reishack estaba convencido de que no solo esquivaría sus golpes; iba a derrotarlo. 

SIN DIFICULTADES SORTEABA CADA ESTOCADA, aunque era difícil ante un ser tan ágil como él

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

SIN DIFICULTADES SORTEABA CADA ESTOCADA, aunque era difícil ante un ser tan ágil como él.

Con ferocidad, el esqueleto descargó un mandoble. Reishack dio un paso a un lado y, como hiciera la vez anterior, colocó uno de sus brazos a modo de escudo; el esqueleto no le infringió daño, pero por un breve momento Reishack sintió algo parecido al dolor. La espada del jinete vibró al entrar en contacto con el poderoso brazo del ángel, quien detenía de modo estoico el ataque. No obstante, el embate del esqueleto iba cargado con tanta furia que empujó a Reishack hacia atrás.

El joven ángel miró molesto al horrendo esqueleto al tiempo que recuperaba su posición inicial. Veloz se aproximó al jinete, acumulando una poderosa bola de energía negra y violácea, el primer disparo fue detenido habilidosamente por el jinete, pero el segundo fue a parar de lleno en su flanco izquierdo.

El jinete de la muerte se recuperó con rapidez y trató de enlazar dos envestidas. Reishack las esquivó, con una mano cubriendo su rostro, mientras que con la otra acumulaba una nueva cantidad de energía; misma que logró asestarle en el cuello.

La muerte arrojó un terrible grito de dolor, mientras que los rayos comenzaban a cubrir su huesuda complexión, tal y como si se tratasen de cientos de serpientes que recorrían su cuerpo a una velocidad garrafal y sin que el esqueleto pudiera hacer algo por evitarlo.

Con una ira incrementada, volvió a descargar todo el poder de su fina espada en contra de Reishack, aunque una vez más, el ángel logró evitar su ataque.

La sonrisa que el joven le dirigió fue un cruel golpe a su dignidad, y embravecido, más por aquella afrenta que por los golpes recibidos, corrió hacia él con un fiero grito de guerra.

Reishack clavó en el esqueleto una mirada fría y calculadora, esperando paciente su próximo movimiento. Colocó la mano derecha por encima de sus ojos, los dedos apuntaban hacia el cielo, y a través de su brazo levantado, Reishack solo tuvo que observar con detalle cada movimiento del jinete; cuando por fin lo tuvo frente a él, bastó un solo movimiento de su mano para que el esqueleto cayera rendido al suelo. Reishack había cortado el cuerpo escuálido de su oponente con un solo brazo, como si se tratase de la más letal y afilada cuchilla.

El ángel lo observó cayendo con una mirada de hielo; su contrincante ya no era nada más que un montón de huesos y cenizas. Después, descargó la piedra de sus ojos asesinos en los tres jinetes que habían estado observando la pelea.

—¡Hambruna, guerra! —vociferó el enano.

Al instante, el hombre corpulento dio un paso al frente, acariciando la balanza que parecía un arma letal. Reishack echó una breve ojeada al jinete que se hacía llamar guerra. No parecía tener intenciones de unirse a la pelea, pero no quería confiarse en absoluto.

Reishack - El último ángel de la muerte prematura [Serie Reishack 1]Where stories live. Discover now