Es él, el idiota, me mira y una sonrisa burlona aparece en su rostro.
—Hola, que gusto me da volver a verte —Me guiña un ojo.
Mi madre aparece cuando estoy a punto de darle una cachetada.
—Hola, pasa. Qué bueno que aún hay gente honesta. Evolet, ¿no piensas dar las gracias? Él ha venido hasta acá sólo a traer tu celular.
—Eh, claro, gracias.
Él parece divertido con la situación. Me hago a un lado y lo dejo pasar, mi madre se adelanta a la cocina dejándonos solos. Él aprovecha la situación y se acerca a mi oído, tiemblo cuando su aliento choca con mi oreja.
—Tenemos que hablar. —Me devuelve el celular y las llaves, se separa de mí.
Al llegar al comedor intento sentarme lejos de él, pero espera a que tome asiento para sentarse frente a mí.
Mi madre sirve los platos. Me revuelvo incómoda en el asiento, él no para de mirarme, pareciera que soy un rompecabezas que tiene que resolver.
—Por cierto, ¿cuál es tu nombre? —pregunta mi madre. Agradezco que llame su atención.
—Oh, cierto. Mi nombre es Alejandro.
—Muy bien Alejandro, espero que te gusten las enchiladas suizas que preparé.—Seguro están deliciosas señora, pero preferiría irme, parece que su hija no me quiere aquí.
Miro directamente a sus ojos color miel.
—No me molesta, disfruta la comida. —Le muestro una sonrisa forzada.
—Está bien. —Comienza a atacar las enchiladas.Empiezo a comer y mi mamá también lo hace. Después de unos minutos mi mamá interrumpe la comida, seguro empezará el interrogatorio.
—¿Cuántos años tienes, Alejandro?
—Tengo veinte. —Se limpia la boca con la servilleta.
—¿Tienes novia? —Mete un bocado de enchilada en su boca después de hablar.
—¡Mamá! ¿Qué preguntas son esas?
Alejandro juega un poco con su comida y luego sonríe, a pesar de ser un idiota tiene una linda sonrisa, y la observo.
—Aún no encuentro a la indicada. Espero hacerlo pronto. —Me mira y desvío la mirada avergonzada.
Terminamos la comida y mi mamá recoge los platos.
—Ha sido una magnífica comida, gracias señora. —Se despide de mi madre.
—Llámame Elena, no es por nada, gracias por lo del celular.
Si no fuera por los veinticinco años que le saca mi madre a Alejandro juraría que le está coqueteando.
Kira aparece en escena y se pasa por en medio de las piernas de Alejandro, suelto una pequeña risa cuando él salta, Kira lo tomó por sorpresa.
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Más allá de las palabras
Teen FictionA sus tan sólo 17 años de vida Evolet ha atravesado por el intento de suicidio en dos ocasiones, ambas en un lapso de menos de seis meses. Esta vez la tercera no será la vencida, ya que en su vida aparecerá Alejandro, un chico que entorpecerá las co...