Capítulo 11

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Se cierra una puerta, tengo mucho sueño

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Se cierra una puerta, tengo mucho sueño. No me quiero levantar.

—Evolet —susurra una voz. Abro los ojos para ver al emisor.

Oh, joder.

—¿Qué haces aquí? —pregunto con voz ronca.

—Vine a verte, estaba preocupado por ti. —Acaricia mi mejilla.

—Pues ya ves que estoy bien. —Intento levantarme pero me duele todo—. Agh.

—¿No que estás bien? —Niega con la cabeza.

—Estoy bien, sólo me duele un poco la espalda y las piernas...

—Ya, te duele todo el cuerpo, ¿no?

No respondo. Me tapo más con la colcha.

—Vaya caída que te diste y con lo rápido que íbamos. Qué bueno que no pasó a mayores.

—Umm. —Le doy la espalda y me tapo toda la cara.

Él me quita la colcha.

—¿Qué te pasa? Déjame dormir, vete. —Le arrebato la colcha y me vuelvo a tapar.

—Tienes unas lindas piernas —dice y suspira—, vamos, no seas floja. Ya son las once.

—¿Qué? —pregunto sorprendida.

Bonitas piernas, ¿yo?

—Que ya son las once, deberías levantarte.

—¿No puedes dejarme tranquila ni por un momento? —Me destapo completamente e intento levantarme, esta vez ignoro el dolor—. ¿Podrías salir? Necesito cambiarme.

—¿No quieres que me quede? —Me guiña el ojo.

Le arrojo una almohada. Alza las manos y sale de la habitación, me acerco a cerrarla con seguro, no vaya a ser que al tonto se le ocurra abrir.

Me acerco al armario cojeando, tengo tremendas raspadas en las rodillas y me duele bastante el costado derecho. Tomo ropa decente y me visto. Me acerco al espejo y quito la venda que cubre mi sien izquierda.

—¿Se supone que esto es una raspada? —le pregunto a mi reflejo en el espejo, vaya que me di un tremendo golpe en la cabeza.

«Eres un desastre, Evolet. Mira lo fea que te ves.»

—Al parecer nunca te vas a callar.

Dejo mi cabello suelto, trato de tapar la tremenda herida que hay en mi cabeza. Salgo de la habitación e intento bajar las escaleras, al hacerlo todo me duele, sólo bajo un par de escalones y me siento.

—¡Alejandro! ¿Podrías venir?

Enseguida sube las escaleras.

—Uau, te pareces a la niña del aro.

Más allá de las palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora