Capitulo 03.

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—¿Por qué tienes sogas y vendas para los ojos? —pregunté, y mi cuerpo se sacudió en miedo. He leído sobre thrillers de misterio, y estos jamás terminan bien cuando las personas tienen sogas y vendas para los ojos.

—Oh. —Harry tragó saliva— Tengo sogas para emergencias. Como, si mi auto se rompe —Harry informó.

—¿Y las vendas para ojos? —cuestioné.

—Oh. —Harry tragó saliva y miró hacia mí, con los nudillos blancos, agarrando firmemente el volante.

—¿Me vas a secuestrar, no es así? —grité

—¿Qué? —Harry se atraganto—. No soy un pedófilo. Lees demasiado —el murmuró

—¿Entonces por qué demonios tienes vendas para ojos? —chillé, desabrochándome el cinturón de seguridad y escuchando mi errático pulso en mis orejas.

—¡Cuida tu leguaje! —Harry siseó— Tienes solo dieciséis, ¿quieres tomarte un tiempo? —Harry me fulminó.

—Soy una adolescente —dije.

—Oh, lo lamento —Harry habló sarcásticamente— ¡Tienes dieciséis! ¡Deberías salir de fiesta y drogarte! ¡Eres casi una adulta!

—Cierra la boca —murmuré y crucé mis brazos en mi pecho. Luego de unos minutos de un incomodo silencio, hablé: —Lo siento.

—Escucha —Harry empezó— A veces a los adultos les gusta tener diversión. Es por eso que tienen sogas y vendas para los ojos...

—¿Qué hay de divertido en eso? —Bufé— ¿Sogas y vendas para los ojos? Eso suena como un crimen para mí.

—Te mostraría pero sería inapropiado. —Harry bufó, deteniéndose ante la luz roja— Ahora ponte de nuevo el cinturón de seguridad. —Obedecí y me lo volví a colocar, mirando por la ventana.

—Cometí un error al aceptar tu invitación a traerme. —Rodé mis ojos, apretando mis muslos en ira— Mis padres siempre tienen razón, ¿por qué tuve que desobedecerlos?

—No, no lo hiciste. —Harry suspiró— Debería poner mis sogas y vendas para los ojos en otro lado. No planeé el hecho de que estuvieras en mi auto, y tal vez me olvide de llevarlos a Washington.

—Es tu auto —razoné sumisamente— Debí haberte preguntado primero, creo.

—Sí, bueno, de todos modos no debería tener estas cosas en mi auto. Estas deberían de estar en mi casa.

—No deberías ni tenerlas —repliqué, cruzando mi perna derecha sobre la izquierda— ¿Por qué las llevarías a Washington? ¿Secuestrar a tu detestable jefe y matarlo?

—Los adultos tienen deseos, tú sabes. —Harry rodó sus ojos— Esto es llamado una fantasía, y es para juegos preliminares (1).

—¿Juegos preliminares? —Parloteé— ¿Ser arrestado es pervertido?

—Sí. Tal vez si tienes un novio el te podría mostrar cómo. —Harry rodó sus ojos, fijando como la luz roja se ponía verde— No es mi culpa que no sea célibe y tú sí. Respeta mis decisiones y respetaré las tuyas. Tu no me vez atacando tu vida religiosa cuando tan solo vivo libremente.

—Tengo dieciséis —escupí, ignorando sus comentarios— Soy muy joven.

—Y yo tengo veintitrés, debería esperar por el matrimonio —Harry se burló.

—Eres un asno —insulté.

—¡Oh maldito Dios! —Harry gritó— Cuida tu lenguaje —el resopló— Eres una obra de arte, Evelyn.

Novice [h.s]Where stories live. Discover now