💧Capítulo 04💧

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El sol me tempera todo el cuerpo, el viento corre lentamente. De reojo, puedo ver como Adara se intenta dar calor con sus manos. La mañana esta helada, pero me gusta, me calma.

Los solados de la manada se enderezan aún más cuando se escucha un vehículo no muy lejos, le doy la última mirada al hermoso árbol que se encuentra delante de mí, y me enderezo, fijo mi mirada en la carretera, justo en el momento que una enorme camioneta aparece, detrás de ella, vienen dos más.

Qué raro.

Sale el chofer y el guardia de la parte de delante del primer vehículo, luego bajan dos grandes hombres. Uno de ellos deja unos escasos segundos su mirada en mí, lo que causa que me ponga más seria y me enderece más.

Mi padre, un hombre de treinta y ocho años, moreno, cabello negro, hermosos ojos color verde, fuerte y serio, de un metro ochenta y uno, da dos pasos hacia delante, mirando todo en la manada, pero, sobre todo, a los soldados.

El Alpha a su lado, deja su mirada fija en su hija, lo que causa que esta se ponga muy nerviosa y comience a frotarse aún más rápido los brazos. Francisco, padre de Adara, tiene el cabello castaño claro, sus ojos son de un color miel, es igual, o incluso más, de fuerte que mi padre, mide un centímetro menos que este, pero es un increíble guerrero, he escuchado muchas historias, de ambos, pero las del Alpha, son más aterradoras que las de mi padre. A pesar de todo, es un gran líder, nos ha mantenido a salvo durante muchos años.

—Señores... — un guardia se acerca rápidamente hasta donde ellos están.

Un niño a lo lejos, se esconde detrás de su madre, pobre. Toda la manada se encuentra aquí, recibiendo a los lideres de la manada. No se escucha ni un solo ruido, ni los niños pequeños emiten sonido alguno.

—Hemos traído visita — la voz del Alpha me pone nerviosa, pero no tanto como la de mi padre — son de la manada que están cerca de la nieve...

—¿De las montañas...? — los solados se ponen en alerta.

Los lobos de aquellas zonas no son bienvenidos en la manada, hace muchos años atrás, tuvieron muchos encuentros, no se realmente cuál de los dos empezó, pero si se, que ambas manadas quedaron muy destruidas y perdieron a muchos miembros de ellas.

De una de las camionetas bajan unos soldados, luego, 򰀠ajan dos jóvenes, ambos de un gran atractivo. Uno de ellos, tiene el cabelle negro oscuro, sus ojos azules resaltan mucho, sus brazos son muy fuertes y es alto, como nuestro Alpha. El segundo, mide exactamente lo mismo, su cabello pelirrojo resalta mucho, sus ojos son de un lindo color verde, luce menos serio que su compañero, pero, aun así, analiza todo a su alrededor, tiene sus enormes brazos tatuados por completo, lo que lo hace ver rudo.

—Él es Leo Dímera, Alpha de la manada Luna oscura — el pelinegro saluda con un movimiento de cabeza — y Martín Parfit, su beta.

Ambos jóvenes se acercan aún más, mi padre da pasos firmes, acercándose a mí, la mirada la tiene más seria que nunca, la mandíbula apretada. Esta muy enojado. Puede que la llegada de aquellos dos hombres a la manada no le haya resultado de mucho agrado, pero, aun así, no estaría tan molesto ¿Qué habrá pasado?

—Arya — me saluda en cuanto llega a mi lado.

—Hola padre.

—Esta es mi hija Adara, futura líder de la manada — Leo, el Alpha, mira a mi amiga unos escasos segundos antes de observar a nuestro líder.

—Un gusto — le extiende la mano a la rubia, la cual duda unos segundos antes de corresponderle el saludo.

—Y ella es Arya, hija de Alberto... la más apta para seguir el rol de su padre.

Loba del AguaWhere stories live. Discover now