💧Capítulo 11💧

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Cinco días son los que ya llevo en esta manada. Nuestra rutina ya está más que marcada. Por las mañanas desayunamos juntos, luego una vuelta rápida por los alrededores, al llegar Leo y Martín se encierran por horas en la oficia que hay en la planta baja y yo me quedo en la cocina haciendo alguna cosa para la noche, pues a las doce del mediodía, llega una mujer a preparar el almuerzo, por lo general me quedo con ella hablando de algunas cosas, pero hoy he decidido que es mejor salir fuera de casa, necesito un poco más de aire, o si no, siento que me voy a volver loca.

El día esta nublado, señal de que en cualquier momento va a comenzar a llover, lo que llevara a que todos los lobos, de cualquier manada, estén más atentos, ya que por la lluvia, no se siente mucho los olores ajenos al bosque.

Camino lentamente por las pequeñas calles, hay muchas casas con las luces prendidas, algunos niños me saludan animados desde las ventanas, yo sonrió y muevo mi mano de un lado a otro en modo de saludo. No soy muy buena con los niños, no he tenido mucho trato con ellos a lo largo de mi vida, pero sé que ellos están felices de que su Alpha tenga una pareja, no importa la edad de esta misma, solo que este aquí. Por lo que he escuchado, muchos están felices, pues así, Leo ya no va a estar tan solo, otros, se alegran de que haya llegado una mujer al mando, pues eso significa, más poder. Siempre se ha dicho que una manada que es liderada por una pareja, es más fuerte y difícil de derrumbar que otras.

¿Qué pensaran los niños? ¿estarán felices porque su líder tiene una compañera para pasar la soledad o porque así se va a volver más fuerte su hogar?

—Tu olor es difícil de ocultar — la misma anciana de hace unos días atrás, camina del brazo de una joven, tal vez un poco más chica que yo, su mirada se me hace conocida — te puedo sentir en cualquier parte de la manada cuando hacen sus paseos mañaneros — sonríe — ¿Cómo has estado Arya?

—Muy bien ¿y usted? No la he visto más desde aquel día.

Por mi salud, no puedo salir mucho, menos sola — ríe — es por eso que me la he pasado más tiempo en casa, con mis enfermeras... hoy el día esta perfecto para salir, asique he arrastrado a esta hermosa jovencita.

La chica no menciona nada, se mantiene en silencio y muy seria. Siento que no le agrado.

—Tendrías que un día pasarte por mi casa... me gustan mucho las visitas...y debido a que Leo esta tan ocupado, no ha podido hacerse un tiempo para ir a ver a su abuela — ríe.

¿Su abuela? Observo fijamente a la mujer, ahora que lo menciona, el recuerdo de los dos ancianos en la fotografía en casa de Leo, llega a mi mente. Mis mejillas se sonrojan, soy increíblemente idiota, pues ¿Cómo no me pude dar cuenta de que era ella?

—Deberíamos cenar todos juntos un día de estos — sonríe, una tan cálida — así nos podemos conocer mejor... me llamas mucho la atención jovencita.

—Le hare saber su deseo.

—Eso espero.

Ella se despide de mí y obliga a la chica a su lado a hacer lo mismo, esta me susurra un hasta luego. Me las quedo viendo mientras se alejan de mí. Aun no puedo aceptar que no la haya reconocido.

Me giro para regresar por mis pasos y veo a Leo a lo lejos, observándome con mucha atención. Tomo aire y me encamino hasta donde él esta.

—Había salido a buscarte — dice.

—Necesitaba salir a distraerme.

—Bien... — sus hermosos ojos quedan fijos en mí, lo que causa que me ponga nerviosa, siento como si me hubiera pillado haciendo algo que no debía, pero ¿Qué? Solo estaba conversando con su abuela, la cual estaba acompañada de una chica no muy agradable.

Loba del AguaWhere stories live. Discover now