seis

469 71 50
                                    

Juani

Llegué a mi departamento con la cara todavía roja y los labios hinchados por los besos con Fran. Haber hablado con él de lo que me pasaba sin ningún filtro había sido como sacarme una mochila muy pesada de encima. Nunca había estado tan convencido de dejar a Lola antes y ese día prácticamente fui corriendo hasta mi edificio, la llamé y le pedí que fuera lo antes posible porque necesitaba hablar con ella.

Vino una hora después y sin dejarme decir nada, me besó durante todo el trayecto en el ascensor. Pensé que se imaginó que le iba a proponer otra cosa, o esperaba que cortara con ella y quería convencerme con besos, lo cual era una lástima porque ya nada se comparaba a los labios de Fran, había arruinado todo el resto de los besos para mí. De cualquier manera, ella no esperaba que la dejara porque ni bien entramos, dijo:

―Tendrías que mover todas tus cosas de pintura para que pueda poner mis plantas, y hay que cambiar los muebles horribles que tenés y sacar el cuadro del ángel ese y poner uno nuestro ―fue hasta el cuadro de Francisco y lo descolgó―. Nunca pintaste un cuadro nuestro, podrías.

―Lola, ¿de qué estás hablando? Dejá ese cuadro ahí.

―¿No me vas a pedir que me mude con vos? ―Preguntó y se me aceleró tanto el corazón que no pude moverme, ¿cómo alguien podía interpretar tan mal las cosas? Y todo fue peor cuando se llevó las manos a la boca y gritó―. ¿No me digas que me ibas a proponer casamiento?

―No, no, espera ―dije porque ya era demasiado―. Vení, vamos de a poco.

Me senté y ella se acomodó en mis piernas, hacía días que no era así de cariñosa y de repente, cuando por fin me iba a animar a cortar definitivamente me hacía eso.

―Bueno, empezar por mudarnos es algo.

―Lo, de verdad necesito que hablemos ―le rogué.

Sus labios se dirigieron a mi cuello, una zona que Fran todavía no había explorado, por lo que no tenía como compararlos, sus manos fueron bajando y cuando metió una de ellas dentro de mi pantalón me di cuenta que no iba a tener la voluntad de frenarla; era un hombre débil. Cómo terminamos desnudos en mi cama fueron detalles menores, lo que sí me pareció relevante fue ver el nombre de Fran en la pantalla de mi celular, llamándome justo después de haberme acostado con mi novia. No podía estar haciéndole esto a él así que dejé que sonara sin atenderlo. Sin embargo tenía su foto en la pantalla y Lola la vió.

―Es él, el ángel ―dijo.

―Sí, es un ángel ―respondí sin pensar en lo que estaba diciendo.

―¿Quién es? ¿Por qué lo tenés en una pared?

La miré a los ojos y me costó mucho decirle la verdad. Tanto que no lo hice.

―Un amigo. Quería que lo pintara y como me gustó el cuadro me lo quedé.

―Dáselo, no seas malo.

―Sí, después se lo doy ―le dije, sabiendo que deshacerme de esa pintura iba a ser lo último que haría en la vida.

Lola me abrazó y apoyó su cabeza en mi pecho. Una vez me había dicho que le gustaba escuchar los latidos de mi corazón, en ese momento tuve miedo de que se diera cuenta que ya no sentía nada por ella, que notara que cada uno de mis latidos gritaba el nombre de él. Mi celular volvió a sonar, ni siquiera lo miré, me destruía ver su foto, estar haciéndole eso. Le estaba siendo infiel a Lola, pero sentía que estaba traicionando mucho más a Fran. Más que nada porque ya no creía que fuera capaz de decirle la verdad a ella. Y tenía que inventar algo rápido si no la quería instalada en mi departamento en unas horas, o peor aún, probándose vestidos de novia.

―Me voy a bañar ―me dijo luego de unos minutos. Se levantó y agarró mi remera―. ¿Querés venir?

―No, amor. Te espero acá.

Escuché que cerró la puerta del baño y automáticamente agarré el celular. Tenía un audio de Fran que me daba terror escuchar, y que me costó reproducir porque me temblaba la mano. El audio decía:

"Gordis, me imagino que estás ocupado, perdón por molestarte. Sé que nos vimos hace unas horas pero ya te extraño y me gustaría dormir con vos esta noche. Si tenés ganas decime y venís a mi depto o yo voy al tuyo. Besos."

Tiré el celular a la cama y suspiré, estaba haciendo todo mal, y no responderle nada tampoco fue mi mejor decisión. Por supuesto que quería pasar la noche con él, era lo que más deseaba pero no podía afrontar lo que le estaba haciendo; evadirlo para no lastimarlo era la salida más fácil. Borré el audio para no volver a escucharlo cien veces más y me levanté para no ver los dibujos que pintó en la pared de mi habitación. No iban a durar mucho porque Lola iba a querer sacarlos y yo era un estúpido que no podía decirle que no. De hecho, cuando salió del baño y me preguntó qué era lo que le quería decir tan urgente, lo único que salió de mi boca fue:

―Sentate en el sillón, te quiero pintar.

Y pasé toda la noche trabajando en mi cuadro más horrible, sin poner ningún sentimiento en las pinceladas que daba porque todos ellos estaban en otra parte, dónde fuera que estuviera Francisco.

Pasé toda la noche mirándola y tratando de dibujarla en vano, cuando a él lo pinté sin tenerlo presente, únicamente pensándolo.

Pasé toda la noche aguantando las ganas de llorar, aguantando conversaciones que no quería tener con Lola, que prefería tenerlas con Fran.

Pasé toda la noche sufriendo, y cuando llegó el amanecer, solté el pincel, la miré y le dije:

―Lola, no puedo más.

_______________________________________


Primero quiero decirles que muchas gracias por leer y por los comentarios hermosos que dejan<3

nuestras noches; juani x franciscoWhere stories live. Discover now