nueve

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Fran

―¿No te gusta ninguno? ―Me preguntó Esteban.

   Él y Pipe me habían llevado a un boliche para que dejara de pensar en Juani porque, según ellos, un clavo saca otro clavo. Pero ellos no lo conocían, si lo hubieran hecho sabrían que ningún vínculo casual lo iba a suplantar.

―No, quiero irme de acá.

―Si nos vamos vas a llorar, Fran, y si lloras lo vas a llamar ―me dijo Pipe.

   Era verdad, el contacto cero era muy difícil de sostener, más cuando me había invitado a otra ciudad con él. También era difícil creerle que se había separado poco después de haberme dicho que no podía hacerlo. Miré la hora, seguramente ya estaba viajando mientras yo aguantaba las ganas de llorar en un boliche horrendo. Por ahí, como yo no le había respondido había ido con ella. La idea de que podía ser yo el que estuviera arruinando todo me destrozaba.

   Era probable que me hubiera quedado quieto en el medio de la pista mientras toda esa marea de pensamientos aparecían en mi mente porque Esteban me agarró del brazo y me dijo que saliéramos a fumar.

―¿Por qué te gusta tanto?

―Porque cuando no está siendo egoísta es la persona más hermosa que existe ―contesté.

―Te mereces estar con alguien que te valore, no te cierres a conocer gente ―me dijo e hizo una seña con la cabeza para que viera al costado―. Te están mirando.

   Me dí vuelta y un hombre me guiñó un ojo y me compartió su trago.

―¿Te dijeron alguna vez que sos hermoso? ―Me preguntó.

   Me puse rojo, creo que asentí con la cabeza y le di la espalda lo más rápido que pude. Esteban había desaparecido y yo tenía que salir de ahí antes de que ese hombre me dijera algo más. No busqué a mis amigos, me fui y más tarde les escribí que estaba en mi departamento, que no fueran porque iba a llorar y se iban a enojar. Ellos no entendían que la única forma de superar a Juani era llorarlo hasta que, eventualmente, dejara de doler. Mientras tanto, tenía el cuadro que me hizo en frente de la cama y lo veía tanto que parecía un narcisista, pero no me interesaba verme a mí, me gustaba ver las pinceladas suyas porque eran suaves y se sentían, en mi mente, como una caricia. También me gustaba recordar la noche en que me hizo buscar el color de mis ojos, pocas veces me habían hecho sentir así de especial, por no decir nunca.

   Pensé que podría habérselo devuelto para que lo llevara a la exposición, pero eso implicaba verlo y no tenía fuerza para hacerlo, de todas formas estaba seguro de que iba a llevar otras obras hermosas, todo lo que hacía lo era.

   Leí de nuevo su último mensaje, ví su foto de perfil y lloré hasta que golpearon la puerta y tuve que levantarme para abrir.

―Les pedí que no vinieran ―dije al ver a mis amigos en el pasillo ―¿cómo entraron?

―Un vecino que salía nos dejó pasar ―respondió Esteban ―. Te voy a dar algo pero prometeme que no te vas a alterar.

―¿Qué?

―Prometelo ―intervino Pipe.

―Está bien, no me voy a alterar.

―Nos dieron esto para vos abajo.

   Del bolsillo de su campera sacó una carta que era evidente de quién era. Empecé a temblar porque no quería mostrar otra emoción y que ellos me la sacaran. Realmente estaba viviendo como una abstinencia el hecho de no tener contacto con él. Dejé el sobre sobre la mesa, no la iba a leer con mis amigos ahí y tampoco sabía cómo hacer para que se fueran.

―Perdón por obligarte a salir, Fran ―dijo Esteban ―de verdad queríamos lo mejor para vos.

―Sí, ya lo sé y no pasa nada pero no quiero estar con otro hombre por ahora. No hasta que Juani deje de ocupar el noventa por ciento de mis pensamientos.

―La carta no creo que te ayude a olvidarte de él, la podemos tirar si querés.

―No, Pipe, la tengo que leer ―no quería que nadie me sacara lo poco que me quedaba de él, y la urgencia de ver lo que me había escrito me invadió de nuevo―. Perdón, voy a encerrarme un rato.

   Agarré el sobre y me fui a mi habitación. Estuve unos minutos dudando de si debía leerla o no. Miraba mi nombre escrito con su letra, nunca antes la había visto pero me acuerdo que me pareció obvio que era suya. Finalmente la abrí y la leí, decía:

"Fran:

   La noche que te conocí creí que seríamos fugaces como los personajes de una película, que ese primer beso sería sólo un juego, pero vos nunca estuviste actuando y en algún momento de nuestra línea temporal yo dejé de hacerlo.

   Gracias por invitarme a entrar en tu alma y perdón por destruir tu corazón. Nunca me voy a perdonar por haberte lastimado cuando fuiste el único que me diste la mano y me llevaste a conocer un mundo nuevo, sólo mío, sólo tuyo, pero nunca nuestro.

   Sostengo firmemente que cada palabra es mucho más que una unidad léxica. El lenguaje es algo más, algo vulnerable, frágil que le da sentido a las cosas: el lenguaje es el arte de generar sentimientos mediante las palabras. Qué sentido tiene usar el término 'nuestro' si implica el sentimiento de confianza, de seguridad, de fidelidad, que nunca te dí. Por eso digo que el mundo era mío y tuyo, porque a la hora de poner todo sobre la balanza, el desequilibrio fue tan grande que no hubo ningún 'nuestro' que lo salvara.

   Ahora estoy tratando de encontrar cómo definir lo que siento por vos e invento mil términos hechos de conceptos abstractos en mi cabeza que no te puedo explicar porque no puedo traducirlos en palabras.

   Quizás lo mejor sea usar una definición ajena para lo que fuimos y ya no somos, o para todo lo que podríamos haber sido. Tal vez deberíamos decir que somos todo lo que alguna vez sentimos, y constituimos una mezcla de sentimientos contradictorios que se unen.

   Pero, ¿qué es el ser humano, sino una vorágine de opuestos que se armonizan formando lazos emocionales, muchas veces incomprensibles? Somos un fusil que en ocasiones estalla en el lugar y momento equivocados, y lo que podía ser hermoso se convierte en algo caótico con la misma facilidad porque llevamos la armonía y el desastre dentro.

   Me podría rendir y dejarte ser feliz con otra persona pero si te parece bien quiero que intentemos estar juntos de nuevo, que lo hagamos una vida de veces de ser necesario hasta encontrar la calma en medio del desastre.

    Hasta encontrar ese nuestro en tanto tuyo y en tanto mío.

Juani."

  Leí la última oración y me quedé sin palabras, estaba helado releyendo esas frases una y otra vez con los ojos nublados por las lágrimas. No podía creer lo que me estaba diciendo, nunca me habían escrito una carta y jamás esperé que la primera que recibiera fuera una declaración de amor tan grande.

    La leí al menos treinta veces. La leí hasta que el sábado pintó el cielo de rosa y las luces de la calle se fueron apagando. Luego salí de mi habitación y encontré a mis amigos durmiendo en un sillón. Los desperté y les dije que se tenían que ir.

―¿Qué hacés con ese bolso? ―Me preguntó Esteban.

―Me voy a Mar del Plata.

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demasiado cursi perdón soy:esto 😭

nuestras noches; juani x franciscoWhere stories live. Discover now