FASE 4: EL ABISMO

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- Dime... ¿Qué has pensado?

- Justo me encontré a Ehécatl y aunque lamento que te hayas visto envuelto en esto, creo que tiene razón en una cosa y es que... si bien entiendo aunque tú seas inmortal, nosotros olvidamos todo al volver a nacer y no debería reclamarle tantas cosas del pasado.

- ¿Piensas darle una oportunidad? ¿Después de todo?

María se quedó en silencio unos segundos hasta que llegó la mesera a interrumpir para tomarles la orden; ella sólo pidió café americano y su acompañante jugo de naranja. 

- No lo sé - Confesó María - Pero es verdad que me siento irremediablemente atraída hacia él y su energía. Lo describiría como la fuente de magia más pura que he tenido jamás 

- Entiendo - Dijo despreocupado tomando de su bebida - De igual manera quiero que sepas que aquí estoy y ya no volveré a irme lejos, cada que te encuentro juego papeles diferentes en tu vida, pero en esta estoy dispuesto a luchar por tu amor 

Aquellas palabras la enternecieron, lucía como un niño adulto tierno y su sonrisa sin duda era hermosa por los hoyuelos que se le marcaban. Asintió con la cabeza, algo en su alma le decía que estaría segura a su lado y sus pensamientos fueron interrumpidos cuando el teléfono en su bolsillo emitió un sonido de alerta de mensaje. 

El remitente era un número no guardado en la agenda pero por el lada pudo intuir que se trataba de Adolfo, quien le escribió:

"María, me temo que las cosas se han complicado. Matilde está embarazada y es mi deber cuidar de ella y de mi hijo o hija. Sé que te prometí que en esta vida lo lograríamos, pero me temo que por apresurado no lograré cumplir mi promesa. Por favor, busca tu felicidad y no olvides que te amaré en todas nuestras vidas, Ehécatl".

Sintió un vacío en el estómago, apenas se había decidido a darle una oportunidad y emprendía huida o mejor dicho, seguía con su vida como si ella jamás hubiese tenido paso en ella y no pudo evitar derramar unas cuántas lágrimas al finalizar de leer. Pathécatl se aproximó a secarle el rostro, depositó un pequeño beso en la frente de la pelinegra para después sentarse a su lado abrazándola por largos minutos. 

- Es hora de sanar, Diosa del Maguey - Le susurró el musculoso hombre 

- Eso parece 

Se quedaron ahí durante algunas horas más, pidiendo café y panecillos y charlando sobre la nueva vida de Mayahuel como María y el cómo Pathécatl había visto evolucionar México por más de dos mil años hasta que se dieron cuenta que el sol se había metido y era hora de retirarse, pues cerrarían pronto.

El caballero pagó la cuenta con su tarjeta y le ofreció el brazo izquierdo a la dama para salir a caminar un rato bajo la suave briza que daba la sensación de frío ideal para disfrutar en pareja cualquier cosa. Llegaron hasta la casa de la pelinegra, quien nerviosa buscó sus llaves en su bolsa, con un color rojizo en sus prominentes mejillas.

- Yo... - No sabía qué decir, apenas y había conocido a Adolfo y aunque Pathécatl había formado parte de todas sus vidas, le era extraño si quiera pensar en otro hombre que no fuese la serpiente emplumada.

- Tranquila - Comenzó a decir el galán mientras acariciaba su mejilla - No te voy a presionar. ¿Te busco después en el bar?

- Sí - Sonrió y entró a su casa, llena de preguntas existenciales y sobre todas sus vidas pasadas. ¿Por qué no podían amarse Ehécatl y ella? No podía ser siempre culpa del Dios del Viento que las cosas fracasaran, pero asumir esa responsabilidad seguía siendo en vano ya que Adolfo se había ido con su mujer de regreso al norte del país. 

_______

Adolfo y Matilde aterrizaron esa misma noche en tierras regiomontanas. En el aeropuerto ya los esperaban los padres de la futura madre, quienes llevaban un par de abrigos extra para la pareja, pues en la zona había un poco más de frío que en San Cristóbal de las Casas.

- ¡Qué bueno que ya llegaron hija! ¿Qué tal el vuelo?

- De horror, tuve nauseas todo el vuelo y no había medicamento a bordo, te juro que siento que me voy a desvanecer

- Ay hija, ya llegaron que es lo  importante. Ten - Sacó de su bolsillo una caja de pastillas para el vómito y le dio una a su pequeña - Es normal durante los primeros meses, espero que se te pasen pronto. ¿Porqué Adolfo viene tan serio?

La suegra de Ehécatl no tenía idea de que habían terminado durante su estancia allá o de que alguna vez tenían problemas, pues frente a ellos siempre habían lucido como una pareja ejemplar y digna de formar parte de la familia de renombre de su prometida. 

- Está haciendo berrinche porque quería quedarse a conquistar a otra mujer - Dijo cínicamente, directo a los oídos de su novio quien molesto frunció el seño. 

- Iré por las maletas - Anunció y se dirigió a la zona correspondiente a esperar un rato, no quería escuchar lo que hablarían después de eso o sería capaz de regresarse inmediatamente en el siguiente vuelo a tierras chiapanecas. 

- ¿De qué hablas Matilde? - Preguntó en tono serio su progenitora 

- Lo que escuchas mamá. Se fue allá por un curso de mixología y terminó enamorándose de no se quién, el muy cabrón me terminó por teléfono y tuve que ir a decirle del embarazo 

- Dios mío Mati, pero ¿ya estaban mal?

- Sí, desde hace meses 

- No lo quiero preguntar hija, pero...

- Mamá, Adolfo es el padre porque es la mejor opción para este niño, ¿sí? no me juzgues. 



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