Capítulo 4 - Dulce Caos

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Dulce Caos


"La magia es caos, arte y ciencia. Es maldición, bendición y progreso. Todo depende que quién se sirve de la magia y para qué fines" ―Andrzej Sapkowski.



Y el día jueves arribó, junto al peor clima que la ciudad de Los Ángeles había visto en años durante el mes de Octubre. 

Una espesa niebla descendía lenta y sigilosamente entre las casas y árboles de Hollywood Hills, fundiendo el cielo gris ceniza con la tierra, igual que una pintura de Turner. Era sin lugar a dudas la visión más deprimente para un lugar siempre árido, que tildaba hacia lo veraniego en cualquier época del año. 

Una de las casas casi cubiertas esa mañana por la niebla era la de Jared, imposibilitando la visión de los residentes más allá de la piscina del patio posterior o los autos del estacionamiento en la parte frontal, y uno de esos autos era un escarabajo azul. 

Su dueña había llegado en él tres horas antes por órdenes de Robert Greenwood y ahora, en la extraña quietud del centro de la casa, lejos del salón principal donde realizaban las tareas de última hora para la fiesta de Halloween que tendría lugar el día domingo, se encontraba ella.

En una habitación cuadrada llenas de cajas, paredes monocromáticas y sin ventanas. 

Ese era el escenario de trabajo para Valentina aquel día, uno que reflejaba su estado de ánimo –no muy prometedor por cierto-, pero allí estaba, sentada con una posición de loto en el centro de lugar, sintiendo el piso duro de madera bajo el peso de su cuerpo mientras revisaba los cientos de recipientes de cartón a su alrededor.

La tarea impuesta era simple: revisar las cajas llenas de fotografías de la banda, ordenarlas de forma cronológica y, mientras tanto, escoger trescientas imágenes para la nueva versión del libro Notes from Outernet que sería montado y vendido para el verano siguiente.

Pero esa simpleza era la base de la frustración de Valentina.

Desde pequeña amó la aventura y los retos, los buscaba porque le hacían sentirse viva y un buen lugar para encontrar esas dos cosas era en el mundo de los humanos, siempre lleno de caos y movimiento.

Cuando se hizo la idea de trabajar para los Leto's pensó que su vida seguiría siendo tan emocionante como cuando era paparazzi, pero la realidad la golpeó fuertemente, demasiado quizás. Estaba claro que sus actividades se limitarían a asentir y seguir sus pasos como si perteneciera a una corte monárquica, nada más.

Dos preguntas se repetían en su mente una y otra vez durante las pasadas tres horas: «¿Por qué estoy aquí?» y «¿Qué estoy haciendo aquí»

Otra y otra vez. 

Apartó la foto número ciento veinte de la selección, una donde los tres hombres: Tomo, Jared y Shannon, se encontraban posando de pie frente al muro de los Nueve Dragones del Palacio de la Longevidad Tranquila, dentro de la Ciudad Prohibida en China.

Era un largo y hermoso muro ubicado en la entrada del palacio del antiguo emperador Qianlong, decorado con un fresco en relieve de azulejos representando los nueve dragones tradicionales, cada uno en un color y posición serpenteante distinta.

El contraste generado por el colorido mural y del vestuario negro que usaban los músicos, hacían de la fotografía una visión atractiva al ojo; difícil de pasar si se veía dentro de un libro junto a otras.

AntebelluM - 30 Seconds to MarsWhere stories live. Discover now