Capítulo 9 - Gacelas y Depredadores

219 22 49
                                    



Gacelas y Depredadores

"La negación es un buen comienzo, la aceptación un excelente avance" —Luis Landa.


Hoy se cumple el día catorce mil quinientos noventa y tres de mi confinación a estos pálidos, monocromos y aburridos muros. Mi vida se ha tornado vacía, sin sentido; soy una semilla de Diente de León flotando a la deriva. 

Nada volverá a ser igual... 

Lo único que me queda son mis sueños que mantengo guardados en mi memoria como un tesoro sagrado, unos de un pasado que no volverá pero que anhelo con ansias. Los altos edificios de Ónix con forma de arboles, las barcas flotantes luminosas como góndolas venecianas por la noche...la magia en la atmósfera.

¡OH QUE DESDICHA!

Me han rebajado a la sumisión de un televisor con 46 pulgadas pantalla plana, unos libros de arte que ya he leído miles de veces, la música pop del siglo XXI y por si fuera poco: una comida plana y sin sabor, típica de la gente ecologista. ¡A mí! ¡Uno de los seres más carnívoros del planeta!

Mi boca se vuelve agua de pensar en los filetmignon con vegetales a un lado y puré de patatas al otro, o las albóndigas en salsa con espaguetis largos. ¿Y qué me dicen del pavo a la naranja? Magnifica ave, magnifica.

Para lo único que nací, fui criado y entrenado no soy útil. No señor. Mi protegida huye de mí, llega a deshoras y no me trata con respecto.

Me han rebajado a perro guardián, un pomerano me dice, sólo eso.

¡OH QUE DESDICHA! Si mi estado continúa de esta forma, perderé mi hermoso pelaje rojizo y me convertiré en un Chiguagua o peor, un Ratonero de Praga. ¡OH QUE DESDICHA!

― ¡Cállate Macklix! ¡Me tienes atormentada desde hace una hora! ―gritó Valentina llegando a la sala, intentando ponerse uno de sus botines, saltando en el proceso con el otro pie igual que una garza.

El zorro estaba acostado de largo a largo en el sofá de tres plazas, desnudo como ya era su costumbre cubriéndose su área púdica con un cojín, el mismo que Valentina deseaba botar desde su primera noche allí.

Desde que amaneció, el guardián no paraba los intentos para que la fotógrafa lo llevara con ella, así fuese convertido en zorro y metidoen su cartera.

― Solo estoy expresando mi estado de ánimo en palabras. ¡Tengo derechos como cualquier ciudadano que se le acusa de un crimen!

― Si, pues tienes derecho a permanecer callado. ―sentenció.

Macklix se puso de pie con la agilidad de felino que lo caracterizaba y la siguió hasta la puerta, lanzándole miradas gélidas de odio como si fuera la reencarnación de Atila.

― No puedes dejarme aquí solo, estás rompiendo las reglas de los guardianes y las brujas, es que acaso no te has leído el manual que le compraste a Nitin, tu mejor amigo hindú.

― No hay tiempo para eso, ¿No te has dado cuenta? Ahora no solo tengo que lidiar con un perro parlante sino también con un músico chantajeador y litigante. Lo más probable es que esta mañana me golpee un meteorito también. ¡Quién sabe! ―alzó las manos y las sacudió, de pura frustración.

― Llévame contigo ―suplicó, como último recurso entornando los ojos igual que un corderito.

Ya Valentinatenía colgada su cartera en un brazo y el bolso con una de sus cámaras en el otro.

AntebelluM - 30 Seconds to MarsOnde histórias criam vida. Descubra agora