Capitulo 11 - El Desafío del Ángel

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El Desafío del Ángel

"Todos somos como la luna brillante, todavía tenemos nuestro lado oscuro" ―Khalil Gibran.



La proyección de dos líneas de luz se unieron sobre la arena un instante y luego avanzaron paralelas por esta, criaturas del mar, pequeños predadores, correteaban al ser sorprendidos en la oscuridad de la noche.

La Luna, con la sonrisa del gato del País de las Maravillas había desaparecido hace más de dos horas entre un amasijo de nubes grises, y ahora en la inmensidad de aquella playa de Malibú solo quedaban dos sonidos: el de las olas del mar crecido chocando contra la orilla y el de los pasos de Shannon y Valentina hundiéndose sobre la arena.

Se movían en silencio por la orilla, sintiendo el frescor del agua en sus pies descalzos y el calor en sus cuerpos, la humedad seguía aumentando en la atmósfera y con ella aquel calor insoportable.

El calor, esa era una de las principales razones por las cuales Valentina aceptó alejarse de la celebración cafetalera, la segunda quizás mucho más importante, que ya no tenia ánimos de seguir conociendo gente ni hablando de su pasado con extraños. Por suerte Shannon era más perspicaz de lo que pensaba y en cuanto vio que se alejaba del grupo hacia el lado más alejado de la terraza, no tardó en seguirla y proponerle una larga caminata por la playa.

― Así que tienes dos hermanas ―comentó Shannon para romper el silencio que se mantenía desde que salieron del bungalow.

Valentina asintió― Yo soy la ultima de la tres.

― ¿La consentida? ―inquirió dándole un empujoncito con su hombro mientras alzaba las cejas con diversión.

― No tanto, en mi familia valoran la independencia y la capacidad que puedas tener para valerte por ti misma. ―recordó sin muchos ánimos― Si tuviese un título sería el de "La problemática"

― Te comprendo ―dijo mientras perseguía con su linterna a los cangrejos, obligándolos a huir despavoridos por diversión― Veo que tenemos más cosas en común de lo que pensaba ­―comenzó a contar con sus dedos puntualizando cada relación― tenemos dos hermanos, somos las ovejas negras de la familia...

― Y somos adictos al café, no lo olvides ―rió

― Estoy de acuerdo, y también somos fotógrafos.

― ¿De verdad? ―preguntó dudosa deteniéndose, él lo hizo un poco más allá al ver que no le seguía y se giró.

Cabía la posibilidad que solo lo dijese por caerle bien, por tener un tema de conversación del cual agarrarse.

― Claro, ¿Quién crees que hizo las fotos de nuestro primer álbum? ­―sonrió― ¿O de nuestra publicidad en nuestros inicios?

Valentina se quedó un instante analizándolo, percibiendo en él algún aura de engaño con su empatía, pero nada, absolutamente nada. O era muy bueno en ello o decía la verdad, como fuese, esta era la segunda vez por esa noche que juzgaba mal al baterista por un chisme.

Dio el primer paso en su dirección y luego otro, acortando las distancias. Una momentánea corriente de aire circuló entre ambos, despeinando ligeramente sus cabellos.

― No tenía idea, no es algo que aparece en los medios cuando se habla de ti.

― Digamos que en mi familia al que le cae siempre la prensa es a Jared

AntebelluM - 30 Seconds to MarsWhere stories live. Discover now