Lección 4: "Observa"

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—Luces como la mierda.

—Me siento como la mierda —le respondí a Jared sin quitar la mirada del monitor, sorbiendo de mi vaso de café.

Harry me había obligado a estar despierta hasta las doce de la noche del viernes, estudiando para su exámen del lunes. Le dije que podíamos continuar el sábado, pero lo único que obtuve de su parte fue una mirada de locura.

"Los sábados son sagrados. Son perfectos para salir por la noche y despertar el domingo hasta tarde. No pienso desperdiciar mi sábado en español."

Habían sido sus palabras.

Hoy, sábado —día libre de la recepcionista en el taller de mi padre—, me tocaba hacer su trabajo. En resumen, había logrado dormir unas dos...o tal vez tres horas.

—Tú te lo buscaste —me reprendió Jared a mi lado.

Ambos estábamos sentados en el frente del taller, detrás del mostrador. Mis ojos observaban cansados las palabras en el monitor mientras Jared tonteaba junto a mí.

—En serio, ¿Te quedaste hasta las doce de la noche estudiando español? —preguntó incrédulo.

Pasé mi mirada molesta a Jared para asentir lentamente. Era la tercera vez que lo decía y comenzaba a impacientarme. El rubio retuvo una carcajada.

—Eres una tonta. Entendería si fuese Química o Historia, pero ¿Español? —negó con la cabeza— ¡Hablas español desde que tengo uso de razón!

—Eso no significa que no tenga nada que aprender —me defendí tratando de ocultar la verdad, aunque era difícil de creer.

Jared me conocía desde que jugábamos en pañales. Conocía a mi madre, la cual nos obligaba a hablar español en su presencia. Digamos que Jared y yo fuímos instruidos en casa.

Mi madre era una gran maestra...

—April, tu madre te enseñó todo lo que necesitas saber —Jared me observó de manera reprobante—. Puedes ir a España y te entenderían completamente.

—Sólo déjame trabajar —finalicé la discusión sin obtener más argumento.

Era imposible negarle lo obvio a Jared. Él me conocía como nadie más, por lo que sabía de mi madre. La punzada de culpa por mentirle, volvió a mi.

Pasaron unos minutos en los que Jared se mantuvo en silencio —cosa sorprendente ya que siempre tiene algo que contar—. No le tomé importancia y continué con mi trabajo en el ordenador.

—Dios, no aguanto un segundo más —me quejé mientras dejaba mi cabeza en el escritorio. Estaba tan cansada que no podía mover un sólo dedo.

Pasaron unos cuantos segundos en los que esperaba una respuesta sarcástica de parte de Jared, pero no sucedió.

—Estás demasiado callado, ¿No crees? —giré mi cabeza sin levantarla de la mesa y me encontré con una expresión impresionada en el rostro del rubio.

Sus ojos estaban muy abiertos y sus labios apretados en una fina línea. Fruncí el ceño cuando me di cuenta de que no me miraba.

Estuve a punto de devir algo como "Parece que hubieses visto un fantasma..." o algo por el estilo, pero sus ojos cafés señalaron detrás del mostrador.

Cuando mis ojos giraron, se encontraron con un par de ojos cafés que me observaban divertidos. Abrí mis ojos sin poder creerlo mientras sentía mi cuerpo perder la presión.

 Abrí mis ojos sin poder creerlo mientras sentía mi cuerpo perder la presión

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Guía para amar y no morir en el intento || H.S, Z.M.Where stories live. Discover now