LA LLAMADA

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Leonardo:

Minutos antes

La sorpresa de Vintage resultó ser un billete de avión que Susana le había ayudado a conseguir. El destino del viaje era Lanzarote y el objetivo del mismo era que su sobrina y yo volviésemos a estar bien.

Al parecer mi novia se había puesto en contacto con él para contarle que no pasábamos por un buen momento, lo que me extrañó por dos motivos: el primero, lo había hecho desde su número privado y, según lo último que sabía, su teléfono estaba buceando; y el segundo, no entendía por qué hablaba con su tío de nuestros problemas en vez de conmigo.

Por ello, en un arrebato tomé la decisión de aceptar el regalo y acudir a Canarias. No para pasar unas vacaciones junto a ella y revivir las ya putrefactas mariposas del estómago, tal y como Vintage pretendía. Sino para aclarar las cosas y acabar de una vez por todas con nuestras movidas.

Hice la maleta, me despedí de Paco, Susana y Paola —Maria seguía con el puto panadero— y monté en el coche.

Me alejé de las casas hasta que me detuve en un rincón de la calle principal del pueblo para enviar varios mensajes a mi novia. No lo pude evitar. Me reconcomían los celos y mis dedos se cernieron sobre la pantalla.

Ella los recibió, lo que corroboró mi teoría de que, o bien lo del móvil submarino había sido mentira, o bien se había comprado otro y no me había informado.


Hola

√√ 23:01

Ya me he enterado de que tienes móvil

√√ 23:03

Y de que le has contado nuestras penas a tu tío

√√ 23:04

Me ofende

√√ 23:07

Sabes?

√√ 23:07

Que después de tantos años me ignores así...

√√ 23:09

Que te desahogues con terceros en vez de intentar charlar conmigo...

√√ 23:09

Eoooooooo

√√ 23:11

Sin más

√√ 23:13


No abría el maldito chat.

Abatido, choqué mi frente contra el volante.

¡Piiiiiiii!, sonó el claxon y me separé antes de alarmar al pueblo.

Descansé sobre el asiento, mientras reflexionaba y llegaba a la misma conclusión una y otra vez: la actitud de mi novia era incomprensible. Si quería arreglar lo nuestro, o dejarme, o que nos diéramos un tiempo... solo tenía que decírmelo. Pero a mí. No a su tío.

Lo único que se me ocurrió para justificarla fue que, después de tantos años juntos, quisiese romper en persona. Por respeto.

Vamos, lo que llegados a aquel punto también tenía pensado hacer yo. El resentimiento había matado mis minúsculas ganas de conservar por pena nuestro ponzoñoso noviazgo.

Oye, necesito tener una conversación seria

√√ 23:16

Y tu tío me ha propuesto ir a Lanzarote, así que he aceptado

√√ 23:17

Si te parece, hablaremos cara a cara

√√ 23:18

Bien?

√√ 23:20

Venga...

√√ 23:23

Hasta pronto

√√ 23:23


Reanudé el viaje, cogí la retorcida carretera del monte y...

¡¡Ring, ring!!

El horrible politono captó toda mi atención.

Observé la pantalla. Era mi novia.

Desconcertado, acepté la llamada, activé el modo altavoz y, casi de inmediato, al otro lado de la línea exclamaron:

—¡Leonard!

Me estremeció.

Sentía que no la había escuchado desde hacía una eternidad.

Su voz era tan familiar y tan lejana a la vez.

—¿Leonard?

—Sí. —Saludé—: Hola.



HUYENDO DEL VICIO (EN LIBRERÍAS Y WATTPAD)Where stories live. Discover now