Capítulo 02

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A la mañana siguiente, la rutina era siempre la misma, la joven Venus, se despertaba, se daba una ducha y terminaba vistiéndose para luego desayunar y luego emprender el viaje hacia el estudio de arquitectura del señor Wayland

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A la mañana siguiente, la rutina era siempre la misma, la joven Venus, se despertaba, se daba una ducha y terminaba vistiéndose para luego desayunar y luego emprender el viaje hacia el estudio de arquitectura del señor Wayland.

Para aquel día, se puso un vestido sin mangas, en color naranja claro con beige, la chaqueta haciendo juego, un prendedor del lado izquierdo, en forma de flor de color blanca, zapatos al tono y cartera. Se maquilló muy natural, se puso un par de aros y luego salió a la calle para tomarse un taxi.

La joven llegó como siempre, varios minutos antes de la hora de apertura del estudio, dentro del grupo laboral de su jefe, era la que siempre preparaba el café recién hecho, y disponía todo para que algunos de sus empleados desayunaran en el estudio también. Media hora después, su jefe llegó al estudio.

—Buenos días, señor Wayland, ¿café recién hecho?

—De acuerdo, gracias. Hoy vendrá nuevamente el señor Hutson, tiene que terminar de concluir ciertos puntos del contrato del nuevo proyecto en Chicago, por ese edificio que empezaré a construir.

—De acuerdo.

—Pero necesito que estés en esa reunión.

—Por favor, pídaselo a otra de sus secretarias.

—Tú eres la única secretaria personal que tengo, Venus.

—Pero sabe bien que a mí no me gusta su socio.

—De usted depende el cierre del contrato.

—Tome, su café —le dijo entregándole la taza y salió de la sala molesta por su conducta tan estricta.

—Gracias —le contestó y él sonrió sin que ella lo viera.

Los empleados comenzaron a llegar de a poco, y con ellos dio paso al día de trabajo.

El señor Hutson llegó antes de la hora del almuerzo para realizar la reunión con Wayland. Y la joven presenció la reunión también

—Buen día, Venus.

—Señorita Avner, por favor.

—¿Le has podido llamar la atención a tu inepta secretaria, Wayland?

—Siéntate Hutson, señorita Avner, tráigale al señor una taza de café, por favor.

—Enseguida —le respondió y no tuvo más opción que obedecer y llevarle un café.

—¿Qué te pasa con mi secretaria, Hutson?

—¿Qué no la ves cómo es, o eres más idiota de lo que yo creía? Esa mujer con su carita de niña buena, debe de ser una potra salvaje en la cama, ¿sí me entiendes verdad? —le respondió de manera descarada.

—No estamos aquí para hablar de la secretaria, acordamos la reunión para terminar de ajustar algunos puntos, para mañana irnos a Chicago para ver la zona a construir.

La Secretaria ©Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon