Capítulo 23

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Venus se la quedó mirando con asombro, jamás se habría esperado tenerla frente a su departamento, y mucho menos que diera con el lugar donde residía

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Venus se la quedó mirando con asombro, jamás se habría esperado tenerla frente a su departamento, y mucho menos que diera con el lugar donde residía. La muchacha tragó saliva con mucha dificultad pero se recompuso para enfrentarla.

—Begoña, ¿se te ofrece algo?

—No te hagas la amable conmigo. Nunca nos hemos llevado bien, ahora no es momento para las amabilidades.

—Solo lo hago para no rebajarme a tu nivel.

Begoña subió los pocos escalones de la entrada, y le dio vuelta la cara. Venus quedó desconcertada ante la actitud malvada y poco madura de aquella mujer. Giró su rostro, y la miró de manera seria. Se contuvo, solo para no quedar como ella.

—Esa boca que tienes es demasiado insolente, y no tolero que me hables así. Creo que nos debemos una charla y larga —le dijo, cazándola del pelo.

—Ni se te ocurra tocarme —le contestó de mala manera Venus, mientras la mataba con la mirada.

—No estás en ninguna condición de amenazarme, no con el bastardo que llevas en tu vientre —le respondió Begoña, señalando el vientre.

—Creo que te estás confundiendo.

—Te vi entrar y salir de la tienda de bebés con paquetes, no puedes negármelo.

—Ni siquiera sabes si los paquetes son para alguien más.

—No me tomes por estúpida, no lo soy, Venus. No me gusta que me mientan, y menos tú, no sabes de lo que soy capaz de hacer con tal de que Caden siga a mi lado. Y no te conviene llevarme la contra, porque de lo contrario, el que sale perdiendo será tu bebé.

—¿Eres capaz de atentar contra la vida de un inocente con tal de mantener a tu lado a Caden?

—Sí.

—Eres mucho peor de lo que te conocen. En vez de sangre, tienes veneno en las venas.

—Y me gusta tirarlo contra ti, eres una piedra en el camino, y como tal tengo que patearla a un costado para que no estorbe —le respondió de manera cínica con una socarrona sonrisa.

—Si no sales de aquí, llamaré a la policía y le diré que tengo una loca dentro de mi departamento acosándome.

—Nadie te creería —le dijo riéndose.

—No me importa, solo quiero que te vayas, me pones nerviosa.

—Es mejor que así lo sea, te doy pavor, lo sé. Y es lo que quiero, para que sepas que soy capaz de todo por tener a Caden conmigo. No soy una mujer que se cruza de brazos, me conoces y sabes perfectamente que soy malvada, y las cosas las hago sin importarme las consecuencias de mis actos. Solo quiero que desaparezcas de la vida de mi marido, porque si no lo haces, me veré obligada a perjudicar al hijo de Caden, y sé bien que tú no quieres que pase eso, ¿o sí? —le contestó, retorciendo en su dedo índice un mechón de su pelo.

La Secretaria ©Where stories live. Discover now