Capítulo 14

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Se quedaron por más de tres horas charlando, y riéndose, acostados cerca del fuego del hogar encendido

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Se quedaron por más de tres horas charlando, y riéndose, acostados cerca del fuego del hogar encendido. Mientras que sus ropas se secaban.

Entrada la noche, cenaron. Ambos prepararon la cena, y se dispusieron a comer tranquilamente mientras la tormenta seguía azotando Newport.

—Espero que mañana deje de llover, necesito ir a trabajar.

—Cuando hay tormentas como éstas, no se trabaja, Venus.

—No me digas eso, tengo que ir a trabajar y a La Universidad también, Caden.

—Por lo menos tiene que pasar una semana, para que vuelva todo a la normalidad, te lo digo porque pasé por tormentas como éstas aquí en Newport.

—Por lo menos me gustaría telefonear mañana a primera hora del día para asegurarme que no hay trabajo.

—De acuerdo, si te sientes más segura así, está bien.

Cuando terminaron de cenar, se hicieron la una de la madrugada, era muy tarde.

—¿Dónde dormiré yo?

—En una de las habitaciones. Puedes elegir la que quieras.

La joven, lo siguió y la llevó al sector de los dormitorios, donde ella eligió el más simple.

—Este estará bien, gracias.

—Cualquier cosa que necesites, solo avísame.

—Está bien.

—Buenas noches —le dijo él, y se acercó a ella, para intentar, por lo menos besarla.

Una vez que la besó, él salió de la habitación. En mitad de la madrugada, Venus, se despertó a raíz de una pesadilla. Caden fue corriendo, preocupado, hacia la habitación donde ella dormía.

—¿Te encuentras bien?

—Sí, ¿y tú?

—Estoy bien, te escuché gritar.

—Lo siento, ha sido una pesadilla. ¿Puedes hacerme compañía? No puedo dormir muy bien con esta tormenta.

—Está bien, te haré compañía.

Se sentó en la cama, de espaldas a ella, se quitó la remera por la cabeza, y se metió debajo de la sábana y cobertor. El colchón había bajado su densidad habitual por el peso masculino y ella tragó saliva dificultosamente.

—Jamás imaginé terminar acostada con mi exjefe.

—Y yo creo que en tu subconsciente te lo debías de imaginar así —le dijo con los ojos cerrados y riéndose.

—Puede ser verdad —le respondió, sonriéndole a él pero sin que él la mirara—, ¿sabes? Tu madre la noche de tu compromiso con Begoña, me pidió por favor que te vuelva a recordar los valores morales de las demás personas porque de la manera en cómo te veía, no creía ella, que los recordaras, y me había pedido por favor que te persuada para que cancelaras la boda, y le respondí que no podía hacer semejante cosa, no estaba en mí hacer aquello, porque era solamente tu secretaria personal y fuera de ahí no tenía nada más contigo, respetó mi decisión, y dejé que todo siguiera su curso, y cuando te volví a ver en la noche de tu boda, en tu rostro vi que algo no iba del todo bien contigo, habías dejado de tener ese brillo especial en tus ojos.

La Secretaria ©Where stories live. Discover now