Capítulo 20

96.3K 5.3K 721
                                    

Unos minutos después, ya estaban relajados, y él tenía a Venus apoyada contra su pecho y hombro, mientras la abrazaba por su espalda y hombros

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Unos minutos después, ya estaban relajados, y él tenía a Venus apoyada contra su pecho y hombro, mientras la abrazaba por su espalda y hombros.

Ella mantenía apoyada su mano, sobre su tonificado, amplio y macizo pecho.

—¿Te has arrepentido ya? —le preguntó él a ella.

—No, para nada, ¿y tú?

—Jamás Venus, ¿por qué no me lo has dicho? —le preguntó y supo al instante a lo que se refería.

—Lo siento, no lo creí importante.

—¿No lo creíste importante, me dices? Venus, jamás he estado con una mujer virgen hasta hoy, debías de habérmelo dicho, cariño.

—No cambiaba en nada y no quería decírtelo porque no quería que me rechazaras.

—Nunca te rechazaría, Venus. Me gustas, toda tú me gustas. Y siempre recordaré ésta noche, gracias por ésta noche junto a ti.

La muchacha le sonrió, y sin decirse nada más, ambos se quedaron dormidos. A la mañana del siguiente día, de manera espontánea planearon el viaje a Jamestown. Era lo mejor, y más sabiendo que era posible que Begoña se presentaría en su casa tarde o temprano.

—Acepto que nos vayamos a Jamestown, pero también tienes que enfrentarla —le dijo Venus mientras iban rumbo a la ciudad.

—Lo sé, y no estoy huyendo, esto lo tenía planeado antes de saber que tú estabas aquí, sé que debo enfrentarme a ella, y cuanto antes mejor.

—Me alegro que lo sepas.

Los dos días que habían pasado en Jamestown, habían sido perfectos, ambos se llevaban más que bien, y Venus se sentía tan cómoda y relajada con él, que parecía mentira.

Al retorno de aquel pequeño viaje en pareja, su esposa no daba ninguna señal de haber llegado a Newport, y eso en parte es lo que mantenía a la pareja relajada y prácticamente conviviendo de vez en cuando en ambos hogares.

Quince días después, Venus había comprobado lo que por varios días estaba sospechando al sentirse bastante mal por las mañanas, estaba embarazada, y se le vinieron miles de cosas a la cabeza en cuanto lo supo. Se armó de valor y caminó hacia la casa de Caden, el padre de su hijo debía de saberlo, y aunque no le gustaba la situación en la que estaba metida, debía tomar coraje por las cosas que había hecho. No estaba arrepentida de todo lo que había vivido con él en tan poco tiempo, pero él debía saber también que no iba a esperarlo por siempre.

Unos minutos luego de haber llegado, ella tocó el timbre, y le abrió el padre de Caden. Venus lo miró sorprendida y se mantuvo callada.

—Nos volvemos a encontrar —le dijo a secas.

—Hola, señor Wayland.

—Si buscas a Caden, no está. Pero me gustaría hablar contigo.

—Creo que volveré en otro momento.

—Y yo prefiero charlar ahora —le respondió abriendo más la puerta—. Pasa.

La joven entró, y dio un respingo de susto al sentir la puerta cerrarse de golpe.

—¿Cómo te trata Newport?

—Bien.

—¿Y la universidad? —le preguntó, y ella lo miró de manera sorprendida—. Sé que has venido aquí por estudios, no soy ningún tonto. Y te dejé en claro lo que quería que hicieras.

—La casualidad de la vida hizo que nos volviéramos a encontrar su hijo y yo.

—Y tú, esperaste el momento oportuno para engatusarlo.

—Su nuera no es mejor que yo. Lo abandonó y ella está en falta, no yo.

—Eres solo una arrastrada, que vio la manera adecuada para meterse en la cama de su jefe.

—No soy más su secretaria. Y si lo fuera, usted no tiene ningún derecho en meterse en la vida privada de su hijo. Tiene bastantes problemas con su esposa como para tener un problema más con usted.

—Eres poca cosa para Caden, siempre serás desechable, Caden no se mezcla con gente como tú, hace meses atrás te lo dejé en claro, y ahora veo que faltaste a mi amenaza. ¿Cuánto quieres para desaparecer?

—¿Cree que me arreglará con dinero? No soy Begoña, no se equivoque conmigo, señor Wayland.

—¿Quieres un millón, o prefieres dos millones para largarte de la vida de mi hijo, y dejar que vuelva con su esposa, que es allí donde pertenece?

—Caden no pertenece a Begoña, y usted lo sabe bien. Se encaprichó con su hijo, solo porque usted quería ser parte de esa tan importante firma de arquitectura.

—Aquí tienes dos millones y el tiempo suficiente para empacar tus cosas y desaparecer de su vida —le respondió, entregándole el cheque.

—Su esposa era igual que yo, si así me considera como mujer, entonces de igual manera considera a su esposa —le contestó muy molesta, rompió el cheque en pedazos y salió de la casa.

Venus volvió a su departamento, muy enojada y frustrada, había ido para darle una gran noticia a Caden y se encontró solamente con el padre, exigiéndole que se fuera de la vida de su hijo. No iba a ceder, pero tampoco era de esa clase de mujeres que esperaban toda una vida por el hombre que quería.

La muchacha se lo encontró dentro del departamento, y ambos quedaron mirándose.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó con el ceño fruncido.

—Tú me diste la llave, solo vine a ver cómo estabas.

—Y yo volví de tu casa porque creí que estabas ahí.

—¿Te encontraste con mi padre?

—Sí. Lamentablemente lo vi y me hizo pasar.

—¿Por qué fuiste a mi casa?

—Me habías dicho que podía ir las veces que quisiera, no imaginé que estaría tu padre ahí, tú no me lo dijiste.

—Vine a tu departamento para decírtelo.

—Ahora ya es tarde.

—¿Te ha dicho algo?

—No —le respondió y supo que estaba mintiendo.

—Mientes muy mal. ¿Qué te dijo?

—Me ofreció dinero para desaparecer de tu vida. ¿Conforme? Caden, no quiero esto, si voy a seguir contigo, no quiero éstas clases de humillaciones, y tampoco que estés casado. Me aguanté bastante ya, no quiero seguir así, escondidos, sabiendo que estamos haciendo algo malo.

—¿Quererte es algo malo para ti?

—No, que sigas casado y salgas conmigo, eso es lo malo. Y encima que tu padre me considere una arrastrada, eso también es lo malo. Ponte los pantalones, sino, esto se termina.

 Ponte los pantalones, sino, esto se termina

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
La Secretaria ©Where stories live. Discover now