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Era la 1 de la madrugada y Krest se encontraba sentado en la banca del parque con la mirada perdida y con pequeñas lágrimas que inundaban sus ojos.

¿Por qué tenía que ser así?

¿Por qué no podía haber un día sin peleas ni gritos?

Su casa se encontraba en la esquina y podía jurar que desde donde estaba se escuchaban los gritos y reclamos de su madre y padre, aunque solo fueran de nombre porque prácticamente se había criado solo o algo así. Pasó su infancia hasta los 12 con sus abuelos y siempre se negaba volver a su casa porque ahí nadie le hacía el más mínimo caso e incluso una vez fue el solito hasta la casa de sus abuelos porque sus padres lo habían dejado solo y esto obtuvo un fuerte regaño a sus padre por la falta de responsabilidad de su hijo causando que le contrataran una niñera.

Una joven de 17 años que vivía en la casa de enfrente, alta, de cabello largo, negro y rizado con las piernas más largas que había visto jamás, se llamaba Garnet y al principio era la mejor niñera que pudo pedir, era atenta y linda, siempre jugaba con él y lo ayudaba con sus tareas pero un día sus padres llegaron temprano y la encontraron medio desnudándolo su madre la corrió a patadas de ahí, después de eso jamás volvió a verla, incluso se cambió de domicilio.

El pleito actual había comenzado desde hace cuatro horas atrás, en la cena, el pequeño cubo se decidió a confesarle a sus padres sobre su orientación sexual sentía que debía decírselos, después de todo eran sus padres, Krest gustaba de los chicos y si bien tuvo muchos problemas para aceptarlo decidió que no lo iba a esconder desgraciadamente sus padres no reaccionaron positivamente: su madre paró de comer, se levantó de la mesa y le dio una fuerte bofetada en la mejilla para luego girarse a culpar a su padre por nunca impulsarlo en los deportes para hombres, algo que le pareció muy estúpido a Krest pues no creía en los absurdos estereotipos de que por hacer cosas exclusivas del género masculino necesariamente tenías que ser heterosexual.

Estaba harto.

Harto de la histeria de su madre por querer guardar las apariencias de que eran la familia perfecta, harto de llegar a su casa y ver a su padre ebrio en el sillón con un montón de botellas y latas de cerveza a su alrededor.
Harto de mendigar amor.

No podía esperar el día en que se largara de ahí, para eso estaba trabajando después de todo y ya casi se acercaba a una suma exacta para poder tomar un autobús a otro lugar, estudiar en la universidad y conseguir un buen trabajo para poder amasar una pequeña fortuna para después retirarse y escribir millones de libros.

Después de todo, ser homosexual no impedía destacar en la sociedad: ahí estaba Óscar Wilde, Aquiles e incluso mucha gente dice que Leonardo Da Vinci era homosexual, así que ya llevaba medio camino recorrido.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un fuerte portazo de la casa de enfrente donde salía un chico que juraba había visto antes...

¡Pero claro! Era uno de sus antiguos compañeros de la preparatoria, no recordaba su nombre porque se la pasaba escribiendo en su libreta o con los audífonos puestos y solamente conocía su apellido a causa de que sus profesores tomaban asistencia.

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Se colgó la mochila en el hombro mientras bajaba por las escaleras de su casa con la mirada gacha.
Su padre lo había echado de nuevo.

Pero esta vez sería diferente, no iría a la casa de Aeras a pedirle asilo, ni se quedaría dormido en su auto esperando a que su padre lo dejara entrar, mucho menos iría con su tía Calvera para recibir otro sermón de "cómo ser el hijo perfecto" oh no, ya tuvo suficiente.

Esta vez había ahorrado lo suficiente como para poder largarse de ahí y no volver jamás, ya lo había decidido, no más golpes o rechazos o miradas de desaprobación. No más.

Estaba a punto de subir a su auto cuando vio al cubo sentado en la banca mirando sus pies con esa mirada... La misma mirada que él creía que tenía cuando su padre lo agredía.

Tal vez fue empatía o solidaridad o cualquiera que fuese su razón que lo empujó a sentarse junto a él.

—Hey— admitió que le dio gracia el pequeño brinquito que pegó el castaño al escuchar su voz pero se controló de soltar una carcajada y solamente embozó una ligera sonrisa.

—Ho-hola
—¿Todo bien?
Al cubo le extrañó que le preguntara eso, prácticamente no lo conocía, nunca habían cruzado una palabra en su estancia de la preparatoria y la verdad nunca lo había considerado.

—Pues... Bien, supongo
—¿Bien de bien o bien de mal pero no voy a decirte?— Zaphiri arqueó una ceja en forma de interrogación, internamente agradecía la forma en la que Aeras se la pasaba fastidiando para que le contara lo que pasaba.
—Bien del asco— Krest señaló en dirección a donde se escuchaba todo el alboroto de su familia.
—¿Otra pelea?
—...Mju...
—Ya es la doceava esta semana ¿aún no le arroja cosas?— El bicho trató de bromear con lo escandaloso que eran esas riñas aunque su broma no salió como esperaba porque, bueno... El cubo explotó.
—¡ESTOY HARTO! No soporto un segundo más en este infierno, creí que si pretendía que éramos la familia perfecta o que simplemente no existía todo estaría bien... Pero no funcionó y ya... No sé qué hacer— sus lágrimas corrían con amargura por sus mejillas, su voz se quebró y se tomó la cabeza entre las manos.
—Ya, ya...— el moreno sobaba la espalda de Krest, susurrando palabras de consuelo para tranquilizarlo un poco, de pronto una idea se le atravesó en la cabeza, sabía que era mala porque ambos eran un completo desconocido para el otro... Pero el chico sabía exactamente cómo se sentía esa sensación de asfixia al no poder ser quien realmente eres.
—Krest? ¿te llamas así, cierto?
—Sí...— trató de calmarse pues seguro el azabache se reiría de él en cuanto se fuera.
—Ahh... Bueno, esto te va a sonar muy alocado, sobre todo porque antes de esta noche los dos ignorábamos la existencia del otro pero... Voy a largarme de aquí, tengo algunos ahorros y bueno ¿Te gustaría ir conmigo?

Era una pésima idea, sobre todo por la cara de sorpresa del cubo ¿en qué diablos estaba pensando? ¿A caso no se daba cuenta de lo que le estaba proponiendo? Seguramente esto lo asustó pues se paró corriendo en dirección a su hogar.

Tsk! Eso se gana por querer hacer su buena obra del día después de todo, nada bueno salía de ayudar a la gente, al final todos te dejan atrás. Se paró de la banca y caminó lentamente a su auto, grabándose cada detalle de ese pequeño parque donde había vivido gran parte de su infancia, cada árbol, cada flor y cada banca era como lo recordaría por siempre, tomó una pequeña florecilla y la guardó en su chaqueta pues tenía la manía de guardar cosas de los lugares donde fue feliz como el boleto de la primera vez que fue al cine o los tickes de la feria de primavera e incluso tenía un pedazo de su árbol preferido del bosque a donde iba con sus padres a acampar cada fin de semana.

Se giró para entrar en su auto, ya había gastado 20 minutos de su adorada libertad recordando, estaba a punto de arrancar cuando unos toques en su ventana lo detuvieron.
Ahí estaba Krest, con una mochila grande colgada en su hombro y una maleta pequeña en la mano, le sonrió y abrió su puerta.
—Pensé que te irías sin mí.
—No respondiste solo saliste corriendo.
—Cierto, pero tenía que ir por algo de ropa y el dinero que he estado ahorrando.
Krest agitó un poco la maletita sorprendiendo al bicho pues se oía como si hubiera cien cascabeles dentro de ella y al abrirla sus ojos casi se salen de sus órbitas porque no sólo había monedas, varios billetes de 20, 50 y 100 euros se asomaban por encima.

—¿Desde cu-cuando llevas ahorrando todo eso?
—Desde que tengo seis, en vez de comprar golosinas, guardaba mi dinero aquí
—Bueno... Sube entonces.

El cubo sonrío y obedeció después ambos se miraron con complicidad.

—Bien, nos vamos de este maldito barrio— Zaphiri encendió el auto.


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Holaaaaaaa! 😊
¿Cómo están? 😋
Espero que bien ❤️, bueno solamente quería decirles que no soy muy paciente y estaba esperando terminar mi fic de Aioros y Saga para poder subir esta pero ya ven 😅, aparte de que me encanta la parejitas de Zaphiri y Krest (aunque no haya mucho de Zaphiri en Saint Seiya😤) pero bueno... espero que les guste, trataré de actualizar con frecuencia.
Nos leemos luego, adiós ✌🏼️

Carretera (ZaphirixKrest)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant