Dolor

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—No te vayas, amor.

La última palabra le sonó tan suplicante y deseosa en los labios de su bicho que no pudo resistirse a lanzársele a comerlo a besos. Faltaban solo unas cuantas horas más para unirse a las filas del régimen educativo después de todos esos días de ociosidad, unas cuantas horas para por fin comenzar su carrera, su tan anhelado sueño desde que se introdujo en el mundo de la lectura, unas horas más para decirle adiós a las mejores vacaciones que en su vida había disfrutado y con ello... decirle adiós a Zaphiri.

Su amado no había tocado el tema desde aquella discusión porque sabía que cualquiera que fuera su petición, no evitaría que Krest fuera a cumplir su sueño y él no podía ser tan egoísta como para obligarlo a quedarse, deseaba su completa felicidad a pesar de que tuvieran que separarse por un tiempo solo que... sus inseguridades lo estaban volviendo loco.

No dejaba de imaginar que el cubito encontraría a alguien mucho mejor que él, alguien que no tuviera una familia tan disfuncional (una ironía obviamente) alguien que no le importaran las miradas o comentarios de los demás hacia él, alguien que estuviera seguro de para que había nacido y su destino.

Todo esto fue expresado a través de una posesividad exagerada hacía su pareja, (más de la usual).

Empezó justo ese mismo día por la mañana, habían parado en un pequeño pueblo antes de llegar a la ciudad para comprar unos bonitos souvenirs y caminar por un maravilloso bosque tomados de la mano disfrutando de su mútua compañía mas todo se tornó un poco tenso para el bicho a mitad de su recorrido pues casi a la mitad del bosque había una especie de renta de caballos donde ambos accedieron a montar. Un chico peliazul no tardó en posar la mirada en SU amado castaño, algo que puso sus alarmas alerta y le soltó un par de miradas cargadas de odio que no hacían más que pasar desapercibidas por aquél chico que por poco termina golpeando, luego pasó con el mesero del pequeño restaurante, con un cajero del supermercado e incluso con un montacarga que solo le había hablado para devolverle el billete que se le había caído en un descuido.

A Krest no le había molestado mucho al inicio, incluso debía confesar que le coqueteó un poco al encargado de la renta de caballos pero después de todo esto intuyó que algo estaba mal con su bicho. Normalmente no era tan inseguro de si mismo, se tenía autoconfianza pero no al grado de ser engreído, así que después de que mangoneara tan injustamente a todos esos chicos, lo tomó del brazo y lo llevó hasta un pequeño arrollo cerca del bosque.

—Bien... quiero que me digas que pasa, Zaphiri.— se giró para poder encararlo correctamente, tomó sus manos entre las suyas y le dio un apretón para transmitirle confianza —Si vamos a estar juntos quiero que me tengas confianza, así que... te escucho.

El bicho se quedó callado por lo que les parecieron eternos segundos y cuando finalmente procedió a hablar, soltó un suspiro y agachó la mirada.

—Es solo que... bueno, yo... ahg—se tomó la cara entre las manos —¿Prometes no reirte?

—Claro.

—Bien... todo este caso de celos repentinos es porque... porque...—carraspeó un poco y soltó otro largo suspiro —Porque tengo miedo ¿si? Tengo miedo de que en esta nueva etapa de tu vida encuentres a alguien mucho mejor que yo, alguien que pueda ser tu apoyo incondicional y no esté tan roto internamente como yo, alguien que si sepa lo que quiere... sé que tal vez hay cosas que no te he dicho aún pero siento que tú ya la sabes y están de más decirtelas porque eres muy listo y razonas demasiado rápido que a veces me asustas, sé que tal vez antes de todo esto no me interesaba conocerte y que no te veía como lo hago ahora. —respiró profundo— solo quiero... quiero tenerte siempre para mí... es muy egoísta pero no me importa porque no hay otra persona que este en mi futuro más que tú. Tú eres la única cosa segura en mi futuro, Krest.

El cubo lo tomó de las mejillas y fijó su cristalina vista a los orbes obsidiana que le veían con tristeza.

—Escúchame bien Zaphiri porque voy a decirlo solamente una vez... No me importa que seas de esa forma ¿sabes por qué? Porque eso fue lo que me hizo quererte ¿entiendes? y... si en algún momento piensas en abandonarme por algo tan simple como eso, no voy a dejarte hacerlo y voy a ayudarte a curar todas y cada una de las heridas que tú y tu conciencia se han hecho porque te quiero bicho, te quiero con toda mi alma.

Krest lo tomó de la barbilla y juntó sus frentes causando que sus alientos se mezclaran y una lágrima descendiera por la mejilla de su heleno. Poco a poco se fueron acercando para acortar la distancia entre ellos, sellando esa simple promesa frente a un causal de agua y un atardecer creciente en el horizonte. Cuando se separaron, no quisieron regresar al pueblillo, así que partieron al auto directo al camino que los llevaría a su inminente separación.

Al anochecer, ambos se envolvieron en un abrazo posesivo y lleno de tristeza, la simple oración de su bicho provocó algo en él, algo muy duro se enterró en su corazón mas no podía abandonar su sueño estando tan cerca de él.

No durmió en toda la noche.

Se dedicó a mirar la luna que iluminaba la noche oscura y contemplar a su bicho, dibujó con sus dedos cada una de sus facciones grabándoselas mentalmente como el recuerdo más preciado en su mente. El hueco en su pecho creció. Las lágrimas bajaron con tristeza y rabia a si mismo por hacerle esto al que le había robado el corazón.

Tomó una pluma y su vieja copia de Orgullo y Prejuicio, para comenzar a desahogarse entre palabras y oraciones.


*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Pusó el freno y apagó el auto.

La mañana había pasado en silencio pues no había mucho que decir de parte de los dos.

—Parece que llegó la hora.

—...Sí... eso parece.

Ambos tenían la melancolía y la infinita tristeza grabada en los ojos, se tomaron de las manos y sonrieron débilmente. Zaphiri salió del auto y le ayudó a Krest con su equipaje, la pequeña maleta estaba posicionada entre los dos pero ninguno quería soltarla, se buscaron con la mirada cargada de sentimientos que ninguno sabía como expresar.

Krest no lo soportó más y se arrojó a los brazos de su amado bicho atolondrado que lo estrechó con mucha fuerza entre sus brazos.

—No sabes como voy a extrañarte... mi amor.

Por lo que parecía ser la última vez, se fundieron en un beso que les supo tan amargo como su despedida. Al separarse, ambos luchaban contra las lágrimas que se acumularon en sus ojos.

—Quiero darte esto, ya sabes... para que me recuerdes.

El cubo le extendió la desgastada y subrayada copia que Zaphiri sostuvo con todas sus fuerzas.

—Bueno... supongo que debo irme.

Krest tomó su maleta y le dedicó una última mirada antes de girarse y caminar hacía el imponente edificio que se alzaba delante él, en el pie de la escalera se volvió y le dió un último adiós para después perderse entre la gente.

Zaphiri se sentía fatal. Pateó con todas sus fuerzas la llanta del auto y se maldijo por no haber luchado por su amor. Hacía tanto que no lloraba de esa forma. Cual niño desconsolado tanto que hubo un momento en el que casi se ahoga con su propio llanto.


No se movió de donde estaba. Poco le importaba que le cobraran una infracción. Nada importaba en ese momento.

Solo su creciente dolor y su falta de coraje para suplicarle que se quedara.



*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

No voy a mentirles, mientras escribía esto se me salieron un par de lágrimas.

Me rompió el corazón separarlos.

Solo quería que supieran que si ustedes sufren, no fueron los únicos. (en especial si ponen la canción del principio)

Gracias por leer ❤

Carretera (ZaphirixKrest)Where stories live. Discover now