Álbum de fotos

34 4 0
                                    

-Gracias por ayudarme con las compras del supermercado -Emma cargaba todas las bolsas con la comida en sus dos pequeñas manos.
-Es un gusto ¿Necesitas ayuda?
-No yo puedo sola gracias.
- ¿Segura?
-Sí -dijo tratando de mantener el equilibrio mientras caminaba a la puerta de su casa, la cual yo había abierto ya.
Puso las bolsas en los sillones y se sentó agotada como si hubiese recorrido kilómetros, tocaba sus manos que se habían enrojecido por cargar tanto peso.
-Te dije que si te ayudaba.
-Estoy bien -dijo levantándose y yendo a la cocina. Su orgullo pesaba mucho como para aceptar que si necesitaba mi ayuda- aun es temprano, me aburre guardar todas estas compras.
-Ya saqué el día libre, ¿Quieres conocer mi casa y ver una película tal vez?
- ¡Claro! - no lo dudó ni un segundo.
Fue a su habitación y cuando salió llevaba una ropa diferente y su cabello que antes estaba suelto esta vez estaba amarrado en una cola de caballo- vamos, cuando vuelva guardo las compras.
-Está bien.
Salimos de su casa y nos dirigimos a mi auto. Yo manejaba concentrado en el camino y de rato en rato volteaba a ver a verla para encontrarme con una niña comiendo yogurth cuidando no tirarlo en el sillón de mi auto, era una chica tierna. Llegamos a mi casa antes de que se acabara su yogurth, caminamos hacia la puerta de mi casa y al abrirla la observé sentarse a terminar su yogurth con toda la satisfacción de no ir en un auto en movimiento.
-Tienes una casa bonita.
-Gracias, voy a hacer unas palomitas, busca una película en el mueble del televisor.
-Este mueble es bonito -la escuché hablar desde la cocina tenía un tono de emoción muy agradable.
-Lo hice yo, en la finca de mi papá, tiene herramientas y esas cosas así que me enseñó a usarlas y pude hacerlo.
-Quedó increíble.
-Gracias.
Tardé unos minutos buscando un refresco y alguna otra cosa para comer mientras veíamos la película. Durante esos minutos no la escuché decir una sola palabra, cuando me asomé a la sala pude verla sentada en mi sillón con un álbum de fotos en el regazo y solo pensé "mierda". Me acerqué despacio mientras ella seguía pasando las páginas del álbum y mirando con detenimiento.
- ¿Quién es?
-Mi ex.
-Tienes problemas, Nicolás, ¿Quién guarda un álbum completo de fotos con su ex? Y peor ¿Quién lo tiene en su mueble así como si nada?
-No, no. Estaba ahí porque lo saqué un día de estos.
- ¿No lo ves todos los días?
- ¿¡Qué!? ¡No!
-Bueno no estás tan mal entonces.
-Gracias por eso -dije dejándome caer a su lado en el sillón.
-¿Estuvieron mucho tiempo juntos?
-6 años.
-¡Wow! Eso es mucho.
-Lo es sí.
-¿Donde guardo esto? -dijo cerrando el álbum
-Dejalo donde sea, yo lo guardo después.
-¿Seguro? ¿Estás bien?
-Si tranquila, estoy bien -traté de no pensar demasiado en las muchas fotos  que había ahí, fotos en la playa, en la casa, en paseos; tenía que deshacerme de ese álbum antes de que todo lo que estaba ahí me derrumbara el animo.
-Encontré una película de terror, me gusta el terror.
-Perfecto.
Nos sentamos con un tazón de palomitas y una película de terror en el televisor, no era la mejor combinación para mí, yo era muy miedoso y por eso entre casi 100 películas solo había 2 de terror. Emma saltó un par de veces durante la película, era muy interesante ver como ella se concentraba en el televisor, tuve tiempo para ver como sus pupilas se dilataban en algunos momentos de la película. Yo no salté ni me asusté porque ya conocía la película, era la favorita de mi mamá "El descenso".
- ¿Crees que sea posible?
- ¿Qué cosa?
-Eso de que una persona se adapte a así a un espacio hasta convertirse en un bicho.
-Pues no lo sé -la película acaba de terminar y yo no me esperaba que estuviera pensando en si era o no posible aquello -Emma, ¿Qué pasa con tu novio?
- ¿Te refieres a porqué estoy con él?
-Sí.
-Pues, hay varias razones pero creo que es mucho por rutina.
- ¿No lo quieres?
-La verdad no, pero tampoco puedo terminarlo.
-No tiene sentido para mí.
-Lo sé -se quedó con la mirada fija en la pared antes de continuar- ahora que lo mencionas, él trabaja fuera de la cuidad, y esta semana viene a casa así que no podré verte estos días, debo estar en casa y atenderle y esas cosas.
- ¿No sabe hacer café solo?
-Creo que no -se rió demostrándome que de verdad la había hecho reír.
Después de un rato fui a dejarla a su casa y me regresé a la mía. Preparé cosas del trabajo y esa semana me dediqué a trabajar al 100% siempre pensando en ella, en el momento de volver a verla. Tenía novio pero no me sentía mal por la atracción que tenía hacia ella, ella no lo quería, eso era una oportunidad para mí, para conquistarla.
Los días pasaron normales en la oficina, Mario molestando, Sarah sonriéndome. Días comunes que no me molestaban ni me causaban incomodidad.
Al llegar el sábado decidí ir por un café y desayuno a mi cafetería favorita, tomé un libro de mi biblioteca y me dirigí ahí caminando porque me quedaba cerca.
Llegué e hice mi pedido y mientras me lo llevaban a la mesa, empecé a leer el libro. El aroma a café me hizo darme cuenta de que ya estaba mi café y mis frutas frente a mí, agradecí con una sonrisa y seguí leyendo.
Apenas tomaba el primer sorbo de café cuando unas manos colocaban un papel frente a mí un papel, bajé mi libro, no necesité mirar su rostro para saber quién era, conocía esas manos, era ella.

La última gotaWhere stories live. Discover now