Citando al Principito

33 4 0
                                    

—Don’t worry, about a thing
Because every little thing
Is going to be all right...
No me di cuenta de lo mucho que me estaba enamorando hasta que la vi ahí, en el asiento del acompañante, con los pies en el salpicadero de mi auto y el asiento un poco recostado, cantando "Three little birds". Solo pude tararear y mover la cabeza al ritmo de la canción y de su voz. Cuando la canción terminó se apresuró a hablar antes de que empezara otra canción que pudiera cantar.
— ¿Quieres acompañarme a comprar algo a una tienda que está en el centro?
—Claro que sí —dije con una sonrisa, mientras ella tomaba mi mano que estaba sobre el freno de mano. Era una costumbre que tenía.
Conduje hasta mi casa, mirando de vez en cuando por la ventana, los árboles y rayos del sol iluminando los edificios y las casas a lo largo del camino. Estuvimos ahí unos 15 minutos mientras yo tomaba un baño y me cambiaba la ropa, luego nos dirigimos a su casa para que ella hiciera lo mismo. Estando en su casa antes de ir a bañarse, acercó a mí y me besó delicadamente, de nuevo pude sentir la suavidad de sus labios, esta vez con un ligero sabor salado, probablemente por el mar, al cual habíamos entrado al amanecer de ese día.
Se puso un hermoso vestido amarillo con flores azules, su cabello estaba amarrado en un moño y llevaba sandalias color café. Fuimos a mi auto y nos dirigimos a una tienda de vajillas y utensilios para cocina, era una tienda bastante fina.
— ¿Qué buscamos? —pregunté mientras miraba los estantes llenos de platos y cubiertos.
—Una linda vajilla que combine con mi cocina.
—Claro.
— ¿Qué te parece esta? —dijo poniendo un plato largo con detalles rojos en los bordes, uno más pequeño con detalles morados y al final uno aún más pequeño con detalles anaranjados.
—Este —remplacé el que tenía detalles morados por uno con detalles turquesa.
—Me gusta —tomó los platos y se los dio a un joven que nos atendió con una sonrisa amable, luego continuamos viendo cristalería— Nicolás, cuéntame tu historia.
— ¿Mi historia?
—Sí, tú historia.
—Bueno... Mi vida fue muy normal hasta los 15 años, me fui de casa a esa edad y he vivido solo desde entonces, mis papás me pagaban un departamento mientras yo estudiaba, a los 17 años empecé mi noviazgo con mi ex, a escondidas porque no le agradaba a mis padres, cuando entré a la Universidad conseguí un trabajo y empecé a pagar mi departamento yo solo, fue entonces cuando Lizbeth se fue a vivir conmigo, mis padres no volvieron a hablarme, así que hace 5 años que no sé nada de ellos. Cuando tenía 22 años, mi abuelo paterno falleció y en su testamento me dejó una gran cantidad de dinero y con eso compré mi casa, un año después, Lizbeth me dejó, luego me enteré que me traicionaba.
—No pareces un chico que pasara por algo así ¿Extrañas a tus padres?
— ¡Claro! Me arrepiento mucho de algunas cosas.
—Tampoco te vez como un chico sensible y que se arrepienta de las cosas.
—Solo con el corazón se puede ver bien...—cité al principito casi en un susurro recordando a mis padre y el tiempo que pasé con ellos.
—Lo esencial es invisible a los ojos.
—Creí que solo yo citaba al principito.
—Es el único libro que he leído —se colgó de mi brazo y sonrió.
Dejó algunos platos, vasos y cubiertos pagados para recogerlos después. La fui a dejar a su casa y luego me fui a mi casa. Al llegar a mi casa me cambié los zapatos y salí a caminar un rato. A unos cuantos metros después de mi casa pude ver a Sarah con un pequeño cachorro de pelaje negro y lacio, me saludó desde lejos, yo correspondí el saludo y me acerqué para hablarle.
—Hola.
—Hola —dijo mientras hacía más corta la correa del cachorro, el cual estaba saltando a su pierna, deseoso de jugar.
— ¿No fuiste a trabajar hoy?
—Renuncié, Nicolás.
— ¿Porqué?
— ¿Quieres ir a mi casa un segundo? —accedí sin dudarlo, caminamos una cuadra y llegamos.
Su casa era muy hermosa y grande y con un pasillo que daba a un jardín trasero que se veía enorme.
—Yo te envíe las fotos —no supe cómo reaccionar en ese momento, no sentí enojo, fue más como una sorpresa.
— ¿Por qué?
—Cuando lo descubrí, no me pareció justo que te engañaran, solo necesitaba las pruebas completas para enviártelas.
— ¿Quién era la chica?
—Mi prima.
— ¿Por qué renunciaste?
— ¿Tienes idea de cómo sería trabajar con Mario después de que se enterara de eso?
—Comprendo.
—Voy a irme, a Perú.
— ¿Perú?
—Sí, mi país favorito, unos meses, unos años, da igual el tiempo —me acerqué y la abracé con mucha fuerza.
—Gracias por las fotos, espero que te vaya muy bien en Perú.
—Gracias —sus ojos brillaron mientras me miraba.
Tal vez nunca sabré la verdadera razón de que me enviara las fotos, pero estaba muy agradecido por ello. Después de tomar un descanso en casa, tomé mi computadora y empecé a buscar destinos agradables para un viaje, decidí que un buen lugar para el primer viaje era Bora Bora, tenía suficiente dinero así que compre de inmediato dos boletos, tenía un plan, no me iba a ir solo.

La última gotaМесто, где живут истории. Откройте их для себя