Cuarenta. (*)

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William.

La discusión de la otra noche con Anna solo sirvió para darme cuenta de que no estaba haciendo las cosas bien, estuve dando por sentado que ella no necesitaba nada, que estaba en perfectas condiciones y que no había problema si pasaba más de doce horas en la oficina.

Evidentemente fue un error.

Así que durante los días siguientes el buscador de internet de mi computadora y celular, estuvieron repletos con artículos sobre la maternidad. La manera en la que Anna debía sentirse y las cosas que yo podía hacer respecto a eso.

Sin embargo, pese a mis constantes esfuerzos por deslindarme tan solo un poco de la empresa, no conseguí que mi abuelo cediera, ni un poco.

—Está embarazada —le recuerdo como si eso fuese necesario —abuelo, me necesita en casa.

—No te necesita en casa, contrata una dama de compañía, alguien que esté con ella para lo que se requiera. Dinero suficiente tienes —observo a mi padre con incredulidad.

—¿Lo estás escuchando? —inquiero.

—William, sé que el embarazo es algo complicado para ustedes, más cuando no fue planeado, pero tienes responsabilidades, tu lugar está aquí en las empresas, eres un Blake, debes estar presente en las reuniones de consejo, si algún día llegas pasada la media noche, es deber de Anna como tu esposa de aceptar eso.

Una risa irónica mi asalta.

—No, mi lugar está aquí, pero también está al lado de mi esposa —objeto. —está con ella, con mi familia.

—Ser esposa de un hombre exitoso, no es tarea fácil, William. —afirma mi padre. —Deben aprender a moverse a tu ritmo. No tú al de ella.

—¿Así que por eso mamá se pasaba horas llorando en su habitación cuando no volvías a casa? ¿Por eso le contrataste a una chica para que no se sintiera sola y al mismo tiempo cuidara de mi? —inquiero con molestia —¿por eso la dejabas sola en su cumpleaños? ¿Por eso jamás llegabas a los míos? ¿Ser un hombre exitoso significa que no puedes estar con tu familia?

El cuerpo de mi padre se tensa.

—Que decepción darme cuenta la clase de familia que tengo —mascullo. —¿Saben algo? Ha sido suficiente para mí —afirmo. —No voy a tolerar más esto. No voy a dejar que me digan la clase de esposo que tengo que ser, ni la cantidad de tiempo que debo pasar con mi familia.

—William...

—Me obligaron a casarme, controlaron mi vida desde el segundo en el que acepté ese compromiso, el hecho de que sea feliz ahora no quita que me presionaron a hacer algo que no deseaba en ese momento, pero ha sido suficiente ¿me escuchan? Ha sido suficiente.

—¿Entonces qué harás? —inquiere mi abuelo.

—Firmaste los papeles —le recuerdo —me cediste tu lugar, hablaste con el consejo, ellos son testigos de la manera en la que abandonaste tu puesto en las empresas —él hombre me observa con dureza —¿querías que me hiciera cargo? Bien, eso es justo lo que haré. Nadie va a decirme que hacer, o como vivir mi maldita vida ¿entienden? A partir de ahora no recibiré ordenes porque para su desgracia, tengo la mayoría de acciones en esta empresa, soy el maldito CEO del imperio que crearon,

—William ten cuidado —masculla mi padre —no sabes nada aún.

—Sí, ese es el problema aquí —sentencio —que me creen incapaz de dirigir algo tan grande, que piensan que aún soy el chico inmaduro que no sabía tomar decisiones.

Amor por Contrato[SAV #3]  ©Место, где живут истории. Откройте их для себя