EPÍLOGO

72.6K 3.5K 481
                                    

WILLIAM

Tres meses después de la llegada de nuestra pequeña Jasmine, podríamos decir que todo estaba de maravilla.

La nueva rutina era difícil, pero habíamos conseguido acoplarnos bastante bien.

Anna me observa por un par de segundos mientras ingresamos a la casa de mis padres.

—¿No te dijeron que era eso tan importante que tenían que hablar con nosotros? —inquiere.

—No —respondo tomando con firmeza su mano. —Solo dijeron que nos necesitaban a ambos aquí. Tus padres lo estarán también.

La siento tensarse así que me detengo.

—Ann, lo que sea que pase ahí dentro, estaré contigo ¿sí? Nadie va a poder hacerte daño, no lo permitiré —asegura.

Ella sonríe.

—Lo sé —murmura con suavidad.

Empuja el carrito en donde nuestra hija se encuentra, en cuanto ingresamos una chica del servicio nos indica que nuestros padres ya esperan por nosotros, así que nos encaminamos hacia ahí.

—Han llegado —mi padre sonríe. Se inclina con ligereza hacia el carrito y habla con suavidad a nuestra hija, mi madre y la de Anna hacen prácticamente lo mismo antes de que por fin tomemos asiento.

—¿Y bien? ¿Qué es lo que debemos hablar? —inquiero.

—Es un tema un tanto delicado —pronuncia mi padre. Lo observo tomar un par de carpetas que se encuentran frente a él, y en cuanto revela el contenido, mi cuerpo se tensa.

Anna y yo compartimos una mirada. Frente a nosotros se encuentra el contrato de matrimonio, con todas las clausulas y nuestras firmas.

—¿Qué es esto? —inquiere Anna —¿Nos han citado para hablar del contrato?

—Así es —informa su padre.

—Esto es increíble —masculla —¿con qué saldrán ahora? —inquiere con brusquedad.

—Hija ¿puedes aguardar un momento y escucharnos? —pide su padre. —es importante.

Cuando intenta replicar, tomo su mano.

—Los escuchamos —afirmo.

—El contrato inicial que ambos firmaron, era indefinido. Sin posibilidad de divorcio —nos recuerda —nos ha tomado mucho tiempo tomar esta decisión, pero creo que es hora de hacerlo —afirma mi padre —fue un error obligarlos a estar juntos, no era la manera.

Mi cuerpo se tensa, mientras la confusión me invade por completo.

—¿Cómo?

—Nos estamos disculpando con ustedes por haber decidido sobre su vida —pronuncia ahora mi madre —son nuestros hijos, pero eso no nos da ni un solo derecho a mandar sobre ustedes. Así que, hemos hablado, hemos tomado una decisión y hemos decidido comunicárselas —informa.

—¿Qué decisión? —la voz de Anna es más calmada ahora.

Mi padre nos tiende el contrato, señalando un punto en específico.

Duración del contrato: tres años.

Elevo la mirada, entendiendo al punto al que quieren llegar.

—Sabemos que una disculpa no será suficiente —pronuncia mi padre —pero queremos tratar en lo mejor posible, de enmendar nuestro error.

—Cuando cumplan tres años de matrimonio, el contrato vencerá. No habrá nada que los obligue a estar juntos. Si quieren el divorcio, serán libres de solicitarlo, nosotros no interferiremos más.

Amor por Contrato[SAV #3]  ©Where stories live. Discover now