Bar

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Una noche, empecé a llorar.
No por los amores no correspondidos, ni por los grandes amores que perdí, ni por los muchos problemas que tenía, ni siquiera lloré por lo sola que me encontraba.

Lloraba porque a pesar de todas las cosas antes mencionadas me sentía vacía. Llevaba una vida tan vacía.

Tan vacía que no tenía un plan a futuro, tan vacía que no tenía un motivo para seguirla viviendo.

Esa noche, en la barra de un bar lloré, porque llorar era lo único que me llenaba la vida tan vacía que llevaba.

Dulce infiernoWhere stories live. Discover now