-27-

9.9K 2.1K 124
                                    



Buenas flores! Llevaba días queriendo actualizar esta historia y al final no me daba tiempo! Se que muchas queréis un punto de vista de Declan y se avecinará pronto... ¡Estad atentas!

La idea de que sus labios acariciaran los míos pasó fugazmente por mi cabeza durante un instante

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La idea de que sus labios acariciaran los míos pasó fugazmente por mi cabeza durante un instante.

¿Sería igual que Declan?, ¿Me haría sentir lo mismo? Ese sentimiento extraño que nacía en lo más bajo de mi estómago y se incrementaba conforme la intensidad aumentaba.

No lo podría saber si no lo comprobaba, pero lo último en lo que pensaba en aquel instante era en saciar mi curiosidad pensando que podría sentir ese placer por cualquier hombre y no únicamente por Declan.

El comandante Ryan se apartó de mi lentamente haciéndome entender que no me causaría ningún daño, pero lo cierto es que debería mantener alerta todos mis sentidos constantemente por muy agotador que resultara.

La noche cayó sobre nosotros y sabía que necesitaría descansar para afrontar un nuevo día, tampoco había contado con tener a alguien más conmigo durante mi huida, por lo que mis reservas se verían mermadas mucho antes si tenía que compartir mi comida.

Abrí la bolsa y saqué la cuerda que llevaba, no era demasiado gruesa, pero con los nudos apropiados serviría perfectamente para su cometido.

—Siéntate junto a ese árbol —indiqué mientras señalaba un tronco cerca de nosotros.

El comandante Ryan alzó una ceja y no parecía demasiado colaborador puesto que no movió un músculo de su cuerpo.

—Pensé que teníamos un acuerdo —contesto cuando se dio cuenta de mis intenciones.

—Pensaste mal. Siéntate si no quieres que cambie de opinión.

No hizo falta insistir, sino que obedeció. Simplemente se sentó junto al árbol y dejó que le maniatara sin mencionar palabra alguna.

Realmente no sabía si esta colaboración era solo una estratagema para conseguir algo a cambio o sus intenciones podían ser sinceras. Probablemente no lo eran, de hecho estaba al noventa por cierto segura de que no lo eran, pero el que no hubiera intentado reducirme o atacarme por sorpresa hacía que dudara el diez por ciento restante. Por su forma de mirarme parecía realmente intrigado en que no estuviera bajo los efectos del azambar y desde luego quizá avergonzado porque una de nosotras pudiera conocer en plenas facultades lo que se les hacía a las que por desgracia no podían defenderse. Tal vez no había conocido jamás en su vida una mujer que pudiera dominarle como en estos momentos yo hacía, es cierto que podría haberse cruzado con alguna rebelde, pero por un periodo de tiempo lo suficientemente breve para no saber realmente como actúa una mujer sin estar bajo los efectos del azambar.

En el lapsus de tiempo desde que él me capturó hasta que aquel médico me inyectó la droga, solo penaba en huir, forcejeé para escapar y me vi reducida por sus fuertes brazos de forma que resultaba imposible desprenderme de aquellos fornidos músculos. Ahora podía establecer una conversación conmigo siendo plenamente consciente de que contestaría lo que quisiera y no lo que él deseaba escuchar.

C O H I B I D ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora