17

4.8K 630 532
                                    

- 17 -








El último día del año llegó en un abrir y cerrar de ojos. Acababa de despertar con sudor en la cara e hiperventilando por un sueño perturbador. Mejor dicho: pesadilla.

Fui a la cafetería con ánimos de perro con rabia y me senté a comer unas galletitas con forma de muñeco de jengibre. Hacia bastante frío, y eso que la calefacción del internado mantenía su funcionamiento al cien.

El lugar se encontraba lleno de personas. Iban y venían con sonrisas plasmadas y un semblante elegante. Ahs. Y yo llegando a la conclusión de que había sido muy extremista la noche anterior.

Matar a mi madre...

Sea lo que sea esa mujer era mi madre ¿no?

Era una perra mentirosa.

Nos engañó, Vellty.

Principalmente a ti.

Y sí, eso también. Algún día me debía manchar las manos con sangre, fuera hoy, mañana o en cinco años. Lo iba a hacer. Pero con ella lo disfruté tanto... verla ahí tirada fue... exquisito.

—¿En las nubes?—Hennings se sentó a mi lado, sacando mi cabeza del mundo de la imaginación.

—En el espacio.

Me sonrió.

—Lamento tu pérdida, Danforth.

Arrugue el entrecejo.

¿Él sabía lo de... ella?

—¿Mi perdida?—pregunté.

—Si, cielito, tu perdida—contestó.

Ese último día del año la noticia se esparció como espuma, o eso me contó el chico de ojos oscuros. Hasta en los periódicos del pueblo y noticieros regionales.

Viuda de Roger Danforth muere trágicamente tras un accidente en la cocina. Los hechos plantean que la casa se incendió hasta el punto que los cuerpos quedaron irreconocibles. Se espera saber de la, ahora, única heredera de la familia, la cual se encuentra de vacaciones sin reportarse en su luto.

Eso, y otras cosas relataban en las noticias. Incendio... Preston... ¿Era eso su ejecución 27? ¿El pequeño de los Barnes cometió tal cosa? Era imposible de creer.

—Seguro Snyder te llevará al funeral—comentó el chico.

—No quiero, ni pienso ir.

—Umh... ya. Seguro te quieres quedar conmigo ¿eh?

Puse los ojos en blanco.

—Nada de eso—le pegué un mordisco a la galleta.

—¿Qué harás más tarde?—preguntó, agarrando mi mentón para girar mi rostro en su dirección.

Tragué grueso cuando sentí su piel caliente.

—Pues... nada... supongo.

Red - [La Orden Sangrienta]Where stories live. Discover now