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Toqué la puerta dos veces sin recibir respuesta de la parte contraria. El desolado pasillo abrió un agujero negro por todo el silencio que hacia, siendo solo las ocho de la noche con unos pocos minutos.

Volví a tocar.

—¡Wilre!—grité con suavidad provocando eco en aquel blanco pasillo.

Unos segundos después la puerta se abrió y el sonido de una ligera música se esparció por las paredes.

—¡Y llegó la última víctima!—exclamó la chica sonriente y me jaló por el brazo para que entrara a su habitación.

—¡Danforth!—gritaron los chicos al verme.

Los licaones y yo quedamos en pasar la noche en la habitación de Wilre porque esta se emocionó tanto por la misión que íbamos a tener que quería festejar. Era de esperarse su reacción, mucho más esas ansias cuando le dije que mi cumpleaños se acercaba.

—¿Dónde está el alcohol?—pregunté antes que nada.

—¡Aquí! ¡Listo y tu disposición!—Wilre llegó a mi lado con dos botellas de ginebra y unos vasos de vidrio.

—¿Noche de chicas?—sonrió Lenintog e hizo un movimiento divertido desde la cama de Wilre.

Los cuatro estaban en la cama de la chica. Akiro ocupando gran parte de ella por el favoritismo, Lenintog en una esquina y los gemelos en el medio. Era una gran cama.

—Si no hay nada que cortar será una noche aburrida—se quejó Gibson número uno.

—¿En serio tienes que tener pensamientos macabros ahora?—le pregunté llegando hasta la cama.

—Cortar es un verbo con diversas utilidades, Danforth, puedo cortar... ¿uñas?—se rió el mismo y Smok negó haciendo espacio para que me acostara entre ellos dos.

—¡Pero si se echan como vacas no será un buen festejo!—rebatió Wilre queriendo que todos nos pusiéramos de pie.

—Si esa música se sigue escuchando no será un buen festejo—corrigió Lenintog y se levantó acercándose al pequeño reproductor que la chica mantenía en su cómoda.

—¡Ni se te ocurra cambiar la música, Leni!

—Ups, muy tarde—sonrió con malicia cuando otra canción se reprodujo y llenó la habitación con ese aire de rock—. The Strokes, bebé.

Comenzó a moverse al lado de Wilre haciéndole un baile mientras la susodicha rodaba los ojos. Una risita se escapó de sus labios cuando Lenintog bajó lentamente y la agarró por los piernas para subirla a su hombro.

El asiático se levantó de golpe para reñir a Lenintog y exigirle que dejara tranquila al demonio de su siamesa, pero este no hizo caso y dio vueltas en el mismo sitio con Wilre en su hombro. La chica pateleó cono niña pequeña, pero fue en vano hasta que Akiro detuvo los giros y agarró a Wilre por detrás. Casi se cae en el intento y deja a la chica con el culo en el suelo, pero fue más rápido y le sujetó la cintura evitando la dura caída. Terminaron bailando y mandando a Lenintog para la esquina con un golpe en la nuca.

Los gemelos se echaron a reír junto a mí mientras veíamos la escena desde la cómoda y suave cama de Wilre. El aura agradable nunca era escaso junto a ellos, el lago sangriento se podía teñir de azul e igual los licaones iban a salir para llenar al mundo de rojo espeso y sonrisas.

Unas horas después. Muchos tragos de alcohol más. Y mi visión ya se comía a los rubios con pestañeos. Smok y Lenintog tirados en el suelo conversando de Dios sabrá qué. Akiro con su vaso lleno de ginebra brindando con Wilre y el rubio a mi lado riendo por estar arrojando papeles doblados a mi cara.

Red - [La Orden Sangrienta]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ