36 - Segunda parte

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—La mirada al frente, niña—al instante que su voz penetró mis oídos, una calma invadió mi cuerpo.

Levanté la mirada y estuve a segundos de dejarme llevar por sus ojos grises, pero algo me lo impidió, eran las palabras de Madness haciendo eco en mi cabeza. Y me alejé dos pasos, para crear algo de distancia.

Madness quería hacerte confundir.

Recuerda que él es un mentiroso.

Recuerda que está con tu padre.

—Kislev, necesi–

Fui interrumpida cuando las trompetas sonaron por segunda vez. Haciendo que todo mundo entrara en silencio, fue como presionar el botón para que el evento iniciara. Nos tocó movernos a los lados para dejar libre el camino al altar, donde al final de este Alrik Snyder se encontraba junto a un padre de la iglesia, el cual iba con una toga color vino y una cruz se dibujaba en todo el medio de ella.

Las suaves melodías del piano se adueñaron del fondo, estaba distraída cuando sentí el tacto de otra persona, fue ahí cuando mi pulsó se aceleró, la mano de Kislev comenzó a jugar con la mía. Algo dubitativo, hasta que entrelazó nuestros dedos y reforzó ese acto que mi piel expresó poniéndose de gallina.

Lo primero que pensé fue: aléjate, sal corriendo de allí nuevamente.

Pero también pensé que, las manos de Kislev eran extremadamente suaves.

No sabia a dónde mirar, estaba nerviosa, y cuando la respiración caliente de Kislev rozó la piel de mi oreja, me puse mucho más nerviosa.

Entonces, susurró en mi oído lo siguiente:

—Ese vestido ya está haciendo sus efectos, Vell... ¿lo escogiste para mí, no?

—Es un simple vestido—respondí mirando a todos menos a él.

—Un simple vestido—repitió—. ¿Estás buscando alguna razón para hacerme enojar? ¿Te gusta la manera en la que te castigo? ¿Es eso, niña pervertida?

—¡Kislev!—abrí los ojos más de lo normal y le miré, él estaba sonriendo.

Siendo sincera, si Kislev le había dicho cualquier cosa a Madness, ahora me valía muy poco.

No es así.

Te estas comiendo la cabeza aunque no lo expreses.

Madness. Kislev. Madness. Kislev.

El chico podía sanar mis pesares con una insignificante sonrisa. Así de fuerte era la atracción que sentía por él.

Hm... no lo sé, Vellty.

¿Segura de ello?

¿Tú... confías en Kislev?

Nos quedamos en silencio cuando, una señora vestida de novia, salió por las grandes puertas que daban con el jardín trasero, luego comenzó a caminar para ir directo al altar. Sola. Pero con una extravagancia desbordante, toda ella decía: mírame y envidia mi vida.

Era la madre de Wilre, lo deduje desde que asomó su nariz por esas puertas porque los rasgos finos de su rostro lo dijeron todo. Al igual que el vestido color champagne. Una rubia de tez olivada, con ojos brillantes y marrones, viéndose tan viva con esas pecas esparcidas por su nariz... me provocó lanzarle una silla.

Al final de todo, yo seguía sin superar a Wilre.

Y, ver a su madre, tan campante, yendo hasta los brazos de Snyder, que la esperaba con una sonrisa plasmada en el rostro... solo deseé estar en la realidad virtual de las pruebas y tener cuchillos en mi mano, junto a una buena puntería para clavar cada uno de ellos y romper las arterias de su anatomía, que estos fuesen tan filosos para conseguir una muerte segura.

Red - [La Orden Sangrienta]Where stories live. Discover now