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POV Caspian

Las clases del doctor Cornelius eran las únicas que lograban que mi mente funcionará adecuadamente para planificar un plan de huída hacia mi pequeña gran aventura.

— ¿Tiene alguna duda con los ejercicios majestad?

Negué y me dedique a ver los números, sabía que debía estudiar para cuando llegara el momento tomar las mejores decisiones y que fueran equitativas pero ahora mi prioridad era averiguar si algo que se encuentre en el reino de occidente nos afectará en un futuro.

— Bien, mientras usted se ocupa de los ejercicios le platicaré algo del pasado... Esta vez se trata del cuerno de la Reina Susan.

Lo mire de reojo y con una sonrisa, quería dejar de lado los ejercicios para prestarle la debida atención pero su mirada de desaprobación me lo impidió.

— El cuerno de la Reina Susan era utilizado para indicar posiciones cuando se encontraban en peligro y necesitaban ayuda... Dice la leyenda que si alguna vez necesitas ayuda y tienes el cuerno, los Reyes y Reinas lo escucharán y vendrán en tu rescate, se le llamaba un soplo de esperanza.

Le asenti al tiempo que colocaba los números correspondientes al problema.

— ¿Cómo es que los Reyes y Reinas llegaron aquí?

Pregunté curioso, esa historia nunca la he escuchado y cada que preguntaba nunca obtenía respuesta.

— Eso es algo que nadie sabe, es un misterio.

Le asenti y seguí con los otros 10 problemas faltantes.

Cuando termine me dispuse a ir a mi habitación y alistar mis cosas para el viaje, estaba dispuesto a salir a primera hora mañana.

(...)

Sentí una mano sobre mi boca y me asusté por un momento.

— ¿Que pasa?

Pregunté confundido.

— Su tía dió a luz a un varón... Miraz mando a su gente a matarlo, tengo que sacarlo de aquí.

Me levanté rápido y tome mis cosas, el doctor Cornelius me comenzó a girar, solo ví como disparaban flechas a mi cama.

Una vez que estuvimos en las caballerizas el doctor Cornelius me dió el cuerno de la Reina Susan y me aseguro que él iría después.

Los soldados de Miraz me seguían de cercas por lo cual decidí adentrarme al bosque.

Se detuvieron por unos minutos pero le tenían más miedo a Miraz que al bosque por lo cual decidí cursar el río... Si todo salía bien, con suerte tendría la oportunidad de llegar al bosque de occidente.

Voltee solo para ver cómo una flecha pasaba a mi lado y al regresar la vista al frente una rama he hizo caer del caballo.

Me levanté un poco solo para ver a mi caballo alejarse y tres voces me hicieron ver hacia una especie de madriguera algo grande y los dos enanos junto a algo negro me miraban.

— Yo me encargo de los soldados, tu del muchacho.

Cuando ví que el enano pelinegro saco su espada no lo pensé dos veces, busque el cuerno de la Reina Susan y lo sople con todas mis fuerzas.

Solo sentí un fuerte golpe en la cabeza...

POV Narradora

El sonido del cuerno retumbó por toda Narnia logrando que los árboles nevados del bosque de occidente se comenzarán a mover junto a los ciervos blancos, minotauros, grifos, lobos y zorros.

— ¿Majestad que hacemos?

Pregunto un minotauro viendo como el cetro que alguna vez perteneció a Jadis se balanceaba de tras a delante.

— Por el momento nada, no es nuestro problema.

Todos los narnianos correspondientes a ese reino asintieron, sabían que a su Rey no le agradaba inmiscuirse en asuntos de los otros tres reinos.

— Si gustan aquellos que desean ir a ayudar, saben que están en su derecho.

Y sin más siguió con su recorrido nocturno por los límites de su preciado y amado bosque en compañía de su pequeño amigo y su más leal súbdito, Reepicheep.

— Su majestad, si me permite...

El pelinegro miro de reojo a un árbol que era donde si amigo se había subido.

— Tu y tu gente quieren ir a ayudar.

No era pregunta, más bien una afirmación.

— Así es majestad, partiremos en unos minutos.

El pelinegro asintió y el líder de los ratones se retiró rumbo a su hogar para informar que ya había hablado con su Rey.

Por otro lado, en otro mundo, en el país de Inglaterra, los tres Pevensie se encontraban en la estación de tren sentados en una banca después de que Peter se peleará con algunos de sus compañeros de clase, todo parecía normal hasta que Lucy se quejo de que alguien la pellizco y las cosas se tornaron aún más raras.

— Sujetense las manos.

Dijo Susan y los otros dos obedecieron.

Cuando acordaron el tren paso a una velocidad pero desapareció dando paso a una playa, salieron de una cueva y corrieron al mar donde se pusieron a jugar.

Continuará...

14-03-22

El Rey De Occidente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora