02

719 109 4
                                    

POV Caspian

Desperté escuchando dos voces discutiendo, lleve mi mano a mi frente y había unos trapos humedos.

Me levanté y mire mi entorno, parecía una especie de choza.

— Sería como matar a un invitado...

Camine desconcertado hasta lo que parecía una pequeña cocina y los ví, el enano de la noche anterior y un tejón que parecía estar preparando algo.

Cuando acordé ya estábamos corriendo por el bosque tratando de huir de los hombres de Miraz, el tejón estaba herido y lo llevaba entre mis brazos.

— ¡Aaahhh!

Voltee y vi que ahora todos los soldados estaban peleando con las ¿hierbas?, Le entregué el tejón al enano y saque mi espada, solo sentí como caí al suelo y una pequeña espada estaba frente a mi.

— Levanta tu espada.

Negué aún sorprendido.

— Levanta tu espada, no es honorable pelear contra alguien desarmado.

Dijo agitando un poco su pequeña espada.

— ¿Entonces salvaré mi vida si elijo no chocar espadas con usted noble caballero?

Él estaba apunto de decir algo pero el tejón lo interrumpió diciendo que yo fui quien soplo el cuerno.

— Que lo demuestre.

Subí un poco la mirada y pude ver a un centauro.

Cuando el ratón bajo les mostré el cuerno.

— Eso solo prueba que nos ha quitado otra cosa más.

Dijo el enano que aparentemente me odia sin ninguna razón.

— La leyenda dice que solo un corazón noble logrará que nos volvamos a unir, si hoy estamos aquí es por él... Pelearme por su causa majestad.

Le asenti al centauro para luego ver a los demás que algo dudosos también hicieron una reverencia a excepción de los ratones, un par de lobos y un minotauro.

— ¿Que tiene en mente majestad?

Quería ir al bosque de occidente pero ahora los tenía a ellos y debían ser mi prioridad.

— Hay que buscar un lugar seguro, reunir a los narnianos y ponerlos a salvó.

Ellos asintieron y comenzamos a caminar, podía sentir la mirada de los que no hicieron reverencia, parecían desconfiar de mi, pero no los culpo por ello.

(...)

Una especie de pirámide se alzó frente a mi, había varios narnianos y otros estaban llegando tanto por cielo como por tierra.

— Iré avisarle a los líderes de cada especie que habrá una reunión.

Le asenti al centauro de acuerdo.

Podía sentir la mirada de todos y aunque era algo incómodo lo entendía.

Una vez que estuvimos frente a una piedra partida a la mitad pude una estatua de la cara de un león grabada.

En el camino hacia aquí también pude ver pinturas que contaban las historias de guerras y tratados que los reyes de antaño realizaron, aunque algunas no concordaban del todo con los años que se supone que duraron aquí los reyes.

(...)

Hablamos largo y tendido del porque podrían confiar en mí y del porque no los traicionaría jamás ya que ahora era lo único que tenía y no me permitiría perderlo.

— Algunos de los que se pueden mover más rápido buscarán a los demás narnianos.

Finalizo el centauro que al parecer era la cabeza de su especie y representante de otras como los faunos y uno que otro minotauro y jaguares.

— Me gustaría también buscar, después de todo, es mejor que me conozcan desde un inicio.

Ellos asintieron y se comenzaron hacer grupos de búsqueda... Yo iría con otros siete narnianos.

POV Narradora

En el reino de occidente se encontraba caminando tranquilamente por el bosque a un joven pelinegro que regia como Rey de ese bosque y toda la parte de occidente de Narnia.

La fría nieve recorría su piel, el frío se había vuelto parte de él y su reinado igual...

La tranquilidad se rompió cuando escucho pasos y luego una gran sombra salir entre los arbustos.

— Edmund...

El pelinegro miro al enorme león desconfiado pero de igual manera hizo una leve inclinación.

— ¿Porque no has ido a ayudar?, Narnia te necesita.

El pelinegro rio sin ganas.

— Narnia no me necesita, nunca lo hizo y por ello no soy parte de sus historias fuera de este reino.

El Gran león sabía que el pelinegro aún se sentía culpable por la traición que hace un milenio con trecientios años hizo a sus hermanos y pese a que se redimió y él mismo se recluyo en esta parte de Narnia, nunca quiso realmente volver a dar la cara y prefirió hacer creer a sus hermanos que la Bruja Blanca lo asesino.

— Edmund hay cosas que los narnianos saben y tus súbditos te respetan, todos en tu reino, aunque no lo digas o alardes, saben que tú fuiste quien se encargó de mandar hacer los refugios, saben que tú eres quien se encarga de la información sobre los pueblos telmarinos, saben que tú los has cuidado a todos, incluso a los que no pertenecen a tu reino pero en realidad sabes que eres el Gran Rey de Narnia y una vez Rey, lo serás para siempre, hasta  que las estrellas caigan del cielo.

El pelinegro bajo la mirada mientras sus mejillas enrojecian más de lo normal.

— ¿En verdad lo saben?

Aslan asintió.

— Aunque nadie habla de ello te tienen presente y si, si te concidera su Rey, independientemente de a qué parte de Narnia pertenezcan.

Edmund asintió pero solo soltó un suspiro para luego comenzar a caminar siendo seguido por el gran león que poco a poco fue desapareciendo hasta dejarlo solo y caminando entre la fría y tranquilizadora nieve.

Continuará...

14-03-22

El Rey De Occidente Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum