Capítulo 23/3

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Bea.

He llamado a Callum.

Lo he llamado ayer por la noche y no le he dicho nada. Literalmente. No le he dicho ni una sola palabra...

Por un momento creí que podría; una decisión impulsiva. Al escuchar su voz todo se convirtió en algo más, como si lo volviese a tener a mi lado, y como si tan solo por un momento volviese a sentirme bien con todo.

Admito que ya lo he hecho algunas veces anteriormente, para ser más específica, dos veces antes.

Se me ha agitado la respiración, el corazón me ha empezado a martillar fuertemente contra mi pecho pareciendo buscar desesperadamente una salida de este.

Y eso fue solamente su voz... ¿Alguna vez Callum fue consciente de su poder?

No puedo evitar pensarlo, yo aún siento mucho por él, ¿Él también aún sentirá algo por mí?

Ya ha pasado tiempo, y si soy sincera me preocupa de una forma egoísta que él ya pueda tener a otra persona en su vida.

Dejo de leer los apuntes de la universidad sobre el diseño por un momento y ojeo el reloj en la parte baja de mi portátil. Ya es la hora de cenar, por eso mismo decido que ya es hora de bajar.

Una vez cierro el portátil, guardo mis cosas y me hago mínimamente un moño en la cabeza -dado que mi cabello está demasiado despeinado como para siquiera pensarlo- bajo a comer, siendo Zach, mamá y papá quiénes me esperan.

Todos ya hicimos las paces, especialmente mamá, papá y yo. En cuanto a Zach y yo... realmente no lo sé, los malos momentos suelen terminar cuando le pido una disculpa y luego nos olvidamos de todo, no hay mucha ciencia y coherencia en lo mismo, sin embargo el comprobante de que estamos bien es el hecho de que me haya dejado sola dos horas enteras para así poder estudiar y poder ponerme al corriente con mis apuntes, dado que mis clases de la universidad son virtuales y no presenciales.





—¿Cómo fue tu estudio?— pregunta papá mientras la cena transcurre.

—Entiendo algunas cosas, pero ya no tengo el mismo ritmo de antes. Me cuesta un poco aprenderme todo.

—Bueno, ya te acostumbrarás, Bea— asegura mamá con una sonrisa cálida — De seguro que a Zach no le molesta que le pidas ayuda, ¿Verdad, Zach?

—Para nada— él le sonríe devuelta y cuando mamá asiente vuelve a comer.

Zach está en su segundo año de abogacía, y si bien no lo presume para nada, dado que no es lo que él quería estudiar en un primer momento, sino que debe hacerlo por una "tradición" en su familia, si es cierto que tiene muy buenas notas. Nunca ha desaprobado.

—Si, será la falta de costumbre— comparto— pero no necesitaré ayuda, yo puedo sola.

—Me alegra que lo pienses así, amor.

Contengo una mueca cuando junto a la frase aprieta mi pierna ligeramente por debajo de la mesa.

¿Desde cuándo me causa tanto desagrado todo tipo de contacto físico con él o siquiera que palabras como esas salgan de su boca? Después de todo él es mi novio.

El Destino De Lo Imposible ✓Where stories live. Discover now