Cap23 No se vuelve a tomar

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Narra Camila

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Narra Camila.

Me despierto con fuerte dolor de cabeza y todo me da vuelta, la noche estuvo demasiada movida, solamente a mí se me ocurre celebrar con Ámbar y Lauren, el nuevo ascenso de esta última. Cuando me levanto de la cama realmente me doy cuenta que no estoy en mi cuarto, sino que en otro lugar que no conozco. Trato de hacer memoria sobre lo que hice anoche, me miro en el espejo y me empiezo a preocupar cuando veo que no ando con mi ropa.

Piensa Camila, piensa....

Nunca en mi vida había venido a este lugar, me siento en la cama y siento como la ducha del baño se cierra, el agua deja de caer. Me preparo mentalmente para ver quién es el susodicho con el cual tuve una noche de la cual no me acuerdo, el alcohol no es mi mejor amigo.

Cuando la puerta se abre y lo veo, sinceramente quiero que la tierra me trague y me escupa bien lejos.

24 HORAS ANTES

Me siento delante de mi ordenador para terminar el trabajo pendiente de la editorial cuando me entra un videollamada de Leandro. Acomodo mi teléfono y acepto.

- Amor mío, ¿Qué tal tu día? -Sonrió en cuanto lo veo, tiene su típica camisa de cuadros y su pelo bien peinado de seguro tiene su típico olor Espíritus de Antonio Bandera.

-Todo bien, estaba adelantando un poco de trabajo. Es que aquí no tengo mucho tiempo porque entre Danna, Ámbar, Lauren y mi papá no me dejan sentarme al frente de la laptop.

Se empieza a reír y al rato me contagia con su alegría.

-Tu papá me odia, ayer lo llame y le falto poco para colgarme en el primer momento.

-Él no te odia, solo que... -Me quedo callada tratando de buscar una respuesta sin romperle el corazón. - Dale tiempo, acuérdate que yo soy su hija, su única hija.

-Está bien princesa, te amo.

Mi papá entra a mi cuarto para mirarme con mala cara, trato de no reírme y me despido lo más rápido que puedo de Leandro. Realmente me gustaría saber por qué mi papa trata tan mal a Leandro, sé que su preferido es Lorenzo pero es hora que sepa reconocer mis decisiones.

Decido salir de la casa un rato, ya dentro de una semana llegara la tormenta y todo el pueblo se está preparando para su llegada. Según lo que escuche en la fiesta los chicos tienen un lugar para quedarnos todos juntos. Mi estómago anda rugiendo y se me antoja muchísimo un helado de Dulces y Caramelos, tomo un taxi y a los pocos minutos ya estoy en la heladería.

Llamo a Ámbar para ver si me quiere acompañar pero simplemente me responde que ahora anda ocupada en la playa vacilando chicos. Ruedo los ojos y entro al local, me siento en mi hogar de nuevo, la misma calidez que se caracteriza y los olores que me ponen un poco más hambrienta. Los dueños me reconocen y enseguida me hacen un interrogatorio de mi vida. Hago mi pedido de batido de helado de chocolate con unas galletas dulces, saco mi tablet para adelantar un poco de trabajo cuando...

¡Hey tú, idiota! © V1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora