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El pequeño castaño derramaba lágrimas por todas sus mejillas las cuales estaban rojas de tanto llorar, Jungwon lo cargaba algo afligido porque no había logrado calmarlo en absoluto.

—¿Po-porqué?

—Tranquilo Sun, ellos, sólo regresaron a trabajar. —le dijo por octava vez.

El aroma de Sunoo lo estaba deprimiendo, si Jay no llegaba pronto empezaría a llorar también.

—E-es que ¿porqué no me despertaron? —lo miró con sus ojitos acuosos.

—Estabas profundamente dormido, no fue su intension irse sin despedirse. —dijo algo decepcionado bajando su cabeza.

Dos minutos más y Jay llegó calmando un poco a Jungwon e intentando hacer reir a Sunoo, pero él más que nadie sabía que estaría mejor si Sunghoon estuviera con él.

—Su trabajo es muy difícil, los animales los esperan también, ellos también deben ser cuidados. —odiaba decirle eso, pero era tan sólo un niño. —No los pueden dejar solitos.

—P-pero hyung...

—Mira lo que te traje. —le sonrió con malicia.

Sacó de uno de sus bolsillos una paleta de muchos colores enorme, tan grande como el rostro de Sunoo. Jungwon frunció el ceño, eso era muchisima azúcar para un bebé como Sunoo.

—Esa paleta es enorme.

—Exacto.

Sunoo se calmó un poco viendo con curiosidad la paleta. Visualizó a sus padres cuidando y dándoles de comer a los animales, no podía ser tan malo y dejarlos sin comer. Suspiró aún con su mirada triste.

—¿Y cuándo regresan? —miró a Jungwon.

—Mmm, no lo sé, tampoco se despidieron de mi, pero ya sabes que siempre hacen lo posible por querer verte pronto. En menos de lo que pienses estarán aquí contigo de nuevo. ¿Quieres ir a la escuela? Hoy es tu último día y tendrás vacaciones muy largas después.

—Si, si quiero ir. —dijo sin rechistar.

Sunoo inmediatamente pensó en Sunghoon, no podía faltar y dejarlo solo, tenían tres meses de vacaciones y no lo vería en todo ese largo tiempo.

Después entrarían a la primaria, irían a la misma escuela lo cual era perfecto, el punto es que las cosas serían diferentes, más niños, otra maestra y más tareas. Tal vez no se podría sentar a su lado como deseaba.

Debía repartir muy bien su tiempo para estar con el pelinegro un buen rato aunque sea haciendo tarea.

Eran mediados de febrero, exactamente el famoso 14 de febrero. Las vacaciones decembrinas acabaron a mediados de enero y sus padres se fueron hace dos días en viernes.

Sí, el pobre castañito estuvo deprimido dos días enteros al no ver a sus padres en la alcoba, ni en la cocina, ni en la sala o el estudio y menos en el baño.

—Sólo ir a la escuela en lunes, que suerte tienes, Sunoo. —Jay lo llevaba en sus hombros. —Yo aún debo mucho tiempo.

—Supongo. —dijo, iba algo desanimado.

—Iremos a Ulsan de vacaciones ¿qué te parece? —le decía Jungwon emocionado. —Tú tía estará libre unas semanas en marzo.

—¿En serio?

—Sí.

—¿Y ya sabe qué andas con Jay hyung?

Se sonrojó.

—S-sí, ya se lo dije.

—E-espera ¿cuándo fue eso? —preguntó el alfa sorprendido.

—Exactamente ayer en la noche.

Jay se paniqueo.

—¿Y qué te dijo?

—Que al fin se lo decía porque tu aroma era muy fuerte.

Ambos se sonrojaron, Sunoo no entendía porqué pero vio la entrada de la escuela y se centro en ella. Vería a su querido zombie Park Sunghoon y pasaría su último día con él y Linah lo mejor que pudiera.

Jay y Jungwon vieron que entrara y tomaron su camino.

—Hora de llevarte a ti a la escuela.

—¿Sabes qué día es hoy? —preguntó Jungwon al rubio a su lado.

—Catorce de febrero. —dijo casual.

—¿En serio me harás odiarte?

—¿Porqué me odiarias? —dijo indignado.

Jungwon empezó a enojarse frunciendo su ceño y cruzandose de brazos. Dio media vuelta y empezó a caminar por su cuenta aunque Jay llevara su mochila. Jay rió ante el acto y lo siguió.

—Oh, Jungwon.

Lo ignoró.

—Mira lo que tengo en mis manos.

—No funcionará, Park, te lo sacaste de la manga.

—Te juro por lo que más quiero que no.

Jungwon vaciló un poco y se giró, vaya sorpresa que se llevó.

—Wow, eso es genial.

¿Cuándo Park Yoonha se había aparecido? Se puso frente a Jay observando el regalo y tapándo la vista a Jungwon. Jay hizo un berrinche interno y Jungwon empujó a Yoonha para ver su regalo.

—Hey.

—Es mio.

Era una hermosa pintura hecha en un cristal de Jungwon aproximadamente del tamaño de un cuaderno.

—También habrá cena y cine. —dijo orgulloso el alfa.

—Te amo. —se lanzó a sus brazos.

Yoonha se quedó mirandolos con una media sonrisa.

—Bueno, no eres el único afortunado. —habló Yoonha de repente.

Jungwon la miró sorprendido.

—T-tú... —señaló.

—Sí, yo.

—Tú. —dijo más emocionado.

—Sí, yo le di una rosa a Sunghoon para que se le declarara a Sunoo. —exclamó orgullosa.

—Tú... ¿¡Qué hiciste qué!?

Y así otra persecución empezó.











Zombie Hoon [Sungsun]Where stories live. Discover now