Capítulo 2

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     Subió las escaleras que conectaban la calle y el estacionamiento principal. Una ambulancia irrumpió en el lugar con su sirena estruendosa y brillante coctelera, los camilleros se apresuraron a actuar. Dio un giro a la izquierda, le parecía mejor idea entrar por la puerta convencional y no por la de Emergencias. Aquel edificio pintado de un verde descolorido con forma de “L” constaba de seis niveles, más sólo cuatro eran contados como pisos, los otros eran Planta Baja y Sótano.

     ─Buen día, ¿a dónde se dirige? ─interrogó la portera sentada en una silla vieja y maltratada.

     ─A Enfermería.

     ─Pase. ─Sofía reanudó sus pasos por la planta baja, el hospital estaba igual que siempre, frío, oscuro y solitario. El eco de sus pasos, de personas moviendo cualquier objeto rebotaba en las paredes, dándole un toque tétrico donde fuera que mirara.

     Atravesó el pasillo lleno de ventanales, rumbo a la Central de Enfermería, una de las tantas oficinas que aquella rama poseía en el centro de salud. Se acomodó la correa de su bolso, pero ésta volvía a deslizarse por su hombro. Al llegar frente a la puerta que buscaba, tocó tres veces antes de ser recibida por una mujer bajita con el cabello atado de cualquier manera.

     ─Buenas, ¿qué se le ofrece?

     ─¿Está Cristian Gonzales? Vine a traerle el almuerzo. ─ella ya había hablado con su primo, así que él sabía que iba para allá.

     ─Salió a tomar una muestra. Si quieres le mandas un mensaje, dijo que se iba a llevar su celular.

     ─Está bien, haré eso, gracias ─le sonrió y se alejó hasta quedar frente a las puertas de la sala de radiografías, había muy poca señal. Su teléfono vibró por un mensaje, era de Cris: <<Hey, cuando llegues sube de una vez a Piso Cuatro. Obligatoriamente tienes que pasar por el tercero, te espero>>─. Ahg, estúpido.

     Cruzó el espacio donde se hallaba, en busca de las escaleras, éstas estaban junto al ascensor que era sólo para el personal. Comenzó el ascenso en parcial oscuridad, en el suelo vio gasas con un poco de sangre. Hizo caso omiso y continuó. Si prestaba atención a cada cosa que le rodeaba acabaría por dar media vuelta y volver a casa. Al acercarse al segundo piso la escalinata se llenó de gritos, una mujer estaba dando a luz. Siguió subiendo, hasta que estuvo frente a un cartel que decía “Piso 3: Psiquiatría.”

     Aspiró profundo, Cristian no sabría si realmente atravesó ese piso o si siguió subiendo, podría mentirle. Todo el pasillo estaba lleno de puertas cerradas con pequeñas ventanas, de las cuales salían susurros, gritos y llamados. Inquietante sin duda, pero algo le empujaba a cruzar, ese sentimiento que surge de lo más profundo, aquel que te inspira a poner la mano sobre la estufa, o pasar frente a un perro agresivo atado por una frágil cadena. Comenzó a andar, ignorando todos los sonidos a su alrededor, una celda abierta llamó su atención. Una silla de cuero negro parecía estar puesta en el umbral, evitando que la puerta se cerrara. Al asomarse no vio a nadie, y pasó de largo hacia la escalinata que conectaba el tercer piso con el cuarto. Al llegar, pudo ver al pelirrojo conviviendo en una mesa con varios residentes.

     ─¡Sofía! ─exclamó aquel al verla. Cristian vestía un uniforme de un tono rosa claro con un gorro a juego.

     ─Tuve que pasar los minutos más raros de mi día para venir hacia acá, imbécil. Ten, te traje almuerzo. ─abrió su bolso y le entregó un recipiente.

     ─Gracias ─la tomó del brazo y la llevó aparte con la delicadeza que le caracterizaba─. Dime ¿lograste verlo? ─la chica negó con un gesto leve─. Qué raro, estaba allí cuando yo pasé. Estaba sentado en una silla que mantenía abierta una puerta. ─abrió un poco los ojos al recordarlo. Ya entendía el porqué de la silla. Había estado allí─. No es que no te quiera aquí, sabes que te quiero mucho pero… tienes que irte, es un área sólo para personal del hospital.

No Estamos Locos, Somos Más Que EsoWhere stories live. Discover now