Capítulo 5

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El aire del jardín botánico estaba cargado de humedad, y también de esporas de hongos, eso era seguro. Gerson caminaba a través de aquellos troncos llenos de musgos y helechos, en lo alto, bromeliáceas crecían en las ramas de los árboles que tenían más años de existencia que ellos. Tras de él, dando tropiezos y maldiciendo cada hoja que estaba en el camino, estaba Ransom, aquel chico de cabello rubio sucio, que se había vuelto como su sombra desde que comenzó la primaria, cuando tenía tres años y Ransom seis. La diferencia es que su sombra si le gustaba.

─Ransom, ¿podrías callarte aunque sea cinco minutos? Si odias tanto la biología, ¿por qué sigues estudiándola?

─Lo veo como un reto. Sé que el cerebro puede moldearse a como uno quiera.

─La mente no es una plastilina, es más como un cristal con una forma muy específica, que se va agrietando, transformándose conforme pasa el tiempo ─giró y volvió al camino de cemento lleno de musgo verdoso─. A ti se te da bien la política. Todavía estás a tiempo de cambiar de carrera.

─Como siempre, tan sabio. A veces pareces tú el mayor.

─Dale las gracias al Doctor Contreras. ─encontró una gimnosperma, justo lo que buscaban. Tomó una muestra y comenzó su camino de regreso al edificio, con el otro siguiéndole en todo momento.

─Tu cabello se ve bien hoy.

─Ajá. ─soltó ignorándolo. Ya podía ver la estructura entre los arboles llenos de helechos y orquídeas. Cruzó la edificación hasta llegar a un laboratorio donde se impartía una clase a los de primer año de biología. Al estar exonerado de todos los exámenes finales, tenía horas libres. Y Ransom... él sólo le seguía.

─Gracias, Contreras ─la profesora le había pedido el favor de recolectar muestras para explicar las diferencias físicas entre una gimnosperma y una angiosperma cuando vio al pelinegro lavando la cristalería. Notó la presencia del más bajo─. Señor Ledesma, ¿usted no debería de estar en clase?

─Emmm, ¿no? ─la mujer le hizo un gesto para que se largara, Ransom le miró con sus ojos verdes grisáceos, rogándole en silencio que le dejara quedarse.

─Fuera ─aquella profesora era conocida por no dar su brazo a torcer─. Bueno muchachos, recuerden que esto es un repaso antes del examen final, porque no voy a tolerar que alguno me ponga en la prueba que las epífitas son parásitas. ─Gerson no pudo evitar estallar en una carcajada. Una chica se sonrojó de vergüenza al fondo, ella había puesto eso en el examen anterior.

─Aprovechando que no tengo nada que hacer y no sé ni porqué carajos vine ─la profesora le miró mal por decir groserías en su clase─, les explico la principal diferencia entre cada una: las tiñas, son hongos, no pertenecen al reino Plantae (aunque compartan algunas semejanzas con las plantas), y por ende no me conciernen en mi maestría, pero a ustedes sí, biólogos en potencia. Las tiñas son parásitas que absorben los nutrientes de la planta ─se acercó a uno de los estudiantes de la primera fila, tomándolo con fuerza de los hombros─, se aferran al tronco y a las ramas tomando la savia y vitalidad del árbol. En cambio, las epífitas ─soltó al estudiante con notable brusquedad, yendo hacia la vecina a la cual abrazó por la espalda delicadamente─, las epífitas tienen como principal representante a las bromeliáceas, su flor nacional, es una bromeliácea. También crecen en los troncos de los árboles, sí, pero como estrategia para la búsqueda de luz. Sus hojas crean piscinas donde se acumulan las precipitaciones, insectos, humus, etcétera. De allí es que toman sus nutrientes, no del árbol que usan como soporte. Si tienen dudas no duden de preguntarle a su docente, es su trabajo enseñarles ─soltó a la chica que se notaba claramente incomoda y volvió a posicionarse junto a la profesora. Gerson miró su reloj─. Y ahora, es hora del almuerzo, así que vayan a respirar Aspergillus en la cafetería.

No Estamos Locos, Somos Más Que EsoWhere stories live. Discover now