Capítulo V

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"Para tí era muy fácil dejarme una noche en ese jardín sola, pero no lo hiciste"

-Rosmane-

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La princesa estaba tan emocionada que se había levantado antes de que su sirvienta lo hiciera. Cuando ésta entra a su habitación se sorprende al ver a Rosmane tratando de ponerse su vestido. Lo cual no hacía muy bien. Colocó un brazo donde va la cabeza y ésta en una manga. Se había enredado completamente.

—Princesa.—fue rápido a auxiliarla y le quitó completamente el vestido.—¿Cómo pudo enredarse de tal manera? Espere a que venga para ayudarla.

—Es que estoy muy emocionada. Hoy saldré por fin del castillo.—su emoción era obvia en su tono.

—Sí. Pero aún así debe tener un poco de paciencia. ¿Qué pasaría si se hubiera caído y lastimado? No podría ir.—le decía mientras le colocaba el vestido.

—Ah, es cierto.

—Lista.

Rosmane se miró en el gran espejo lo arreglado que quedó el vestido. Sonrió una vez más imaginando cómo caminaría fuera del carruaje y por la mansión de la familia Lincoln.

—Venga princesa, debemos terminar de prepararla.

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Pasaron unos minutos y ya el príncipe Raiden se encontraba fuera del palacio esperando a su hermana. Unas cuantas veces pensaba que era una mala idea, que debía dejarla en casa descansando sin ningún peligro. Pero al recordar su sonrisa y de lo feliz que sería al salir de estas grandes paredes, y ver por sí misma el mundo, era una esperanza de que todo estará bien. Las puertas se abrieron mostrando a una princesa con su vestido morado claro con encajes, accesorios en su cabello suelto, y joyas en su cuello y manos que hacían resaltar sus ojos de color azul claro. Llevaba en una bolsa su frasco de medicina.

Bajó las escaleras con sumo cuidado y al estar frente a su hermano le sonrió.

—¿Cómo me veo?

Su hermano le tomó su mano e hizo una leve reverencia con su otro brazo detrás de su espalda.

—Tan hermosa como siempre, hermanita —le besó la mano y sin soltarla la dirigió hasta la puerta del carruaje.

Los dos al subirse y quedar uno frente al otro, el carruaje comenzó a moverse. Los nervios y la emoción de la pequeña hacían que su estómago se estremeciera. En el camino observaba las viviendas, los puestos de ventas donde miraba todos los productos con total atención. El camino para llegar a la mansión se dividía en dos, el que estaba poblado y por el bosque. Tomaron el poblado para que la pequeña viera todo. Habían personas que miraban detenidamente el carruaje porque sabían de quiénes se trataba. Otras solo caminaban y entraban a sus casas o compraban cosas como ropas, comidas y accesorios en los puestos de ventas. La niña no dejaba de sonreír de lo fascinante que le parecía su reino. Algunas de las edificaciones estaban enrolladas por plantas. En Mondtau habían muchas de esas por todos lados. Antes de la gran guerra, este lugar era solo un pueblo en ruinas incapaz de proporcionar vida. Pero gracias al apoyo del primer emperador, nuestro reino recibió mucha ayuda y luego de unos años se convirtió en uno de los reinos de mejor comercio por su ubicación geográfica y sus tierras fértiles.

Al final, llegaron a su destino, la mansión del duque Lincoln. En la puerta ya esperaba la cabeza de la familia para recibir a los príncipes. Primero bajó Raiden y él ayudó luego a bajar a su hermana. Rosmane se quedó mirando la estructura de la mansión. Amplia, en la puerta había un logo de una planta, era Graviole. Las columnas sujetaban la parte del frente de la casa. A los lados habían arbustos con hermosas flores. Era un lugar muy bello.

Castigo Eterno Where stories live. Discover now