Capítulo X

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Rosmane

" Últimamente, tengo un sueño raro. Es difícil de explicar pero tal vez tú me entiendas. Después de todo, eres igual a mí. Sueño con un lugar oscuro pero a la vez iluminado, siento frío pero también calidez, escucho voces pero no puedo hablar, estoy de pie pero creo que floto. Lo sé, no tiene sentido, pero soy una Diosa, para mí nada tiene sentido, mi existencia no tiene sentido.

Estoy asustada pero creo que estoy cómoda. Estoy sola pero siento que alguien me observa delante de mí. Siempre miro al frente y no veo, pero está ahí. Una vez le pregunté "¿Quién eres?" y me respondió, "soy tu sueño más dulce" Entonces le volví a decir "pero si es así, ¿Por qué tengo miedo?" Y sus palabras jamás las olvidaré.

—El sueño más dulce es la peor pesadilla de tu enemigo."

Me desperté de golpe. Estaba jadeando a falta de aire y mi cuerpo sudaba frío. Mis manos temblaban, tenía mucho miedo. ¿Qué fue ese sueño? Esa no era yo. Dijo Diosa, ¿Podría ser Tau? ¿Por qué puedo soñar algo de Tau? Esto es muy raro. Ahora no entiendo nada. Los toques en mi puerta me sobresaltaron, aún siento que estoy en ese horrible lugar. Giaret entra y al verme en mi estado se preocupa.

—¡Princesa! ¿Qué ocurre? ¿Está bien?

—Sí. Solo tuve una pesadilla—le sonreí para no preocuparla más.

—Dios, está pálida.

—Tranquila, estoy bien ahora que desperté.

Me di cuenta de que me levanté temprano, jamás había sido muy diligente con eso. Anoche solo hablé un poco con mi amigo, nada muy importante. Cierto, ahora que soy oficialmente la princesa del reino, debo cumplir las responsabilidades que me corresponden. Este día será muy agotador.

Ciertamente estoy agotada. Tuve que asistir a algunas reuniones con mi hermano, ordenar documentos, ayudar a mi hermano con algunas negociaciones, y solo tuve un pequeño momento para descansar y seguir con mis deberes y lecciones. Estoy muerta, no puedo más. Estuve tan ocupada que no tuve mucho tiempo de pensar en el sueño que tuve. Me pregunto cómo será la vida de los aldeanos. Será tan tediosa como la mía o disfrutan de su trabajo.

—Su trabajo...

Susurré recordando las palabras de aquél asesino. Tuvo que trabajar de mercenario para poder ganar un poco de dinero y comprar comida para su hijo. ¿Qué es de él ahora si su padre murió? ¿Estará viviendo honradamente sin lastimar a nadie? Eso espero. La vida fuera de estos muros no es fácil como creía de niña, cada uno lucha por sobrevivir en este mundo cruel mientras que el tiempo camina sin detenerse. Ojalá pudiera ayudarlos a todos para que no sufran.

El jefe de mayordomos entra al salón del té donde me encontraba descansando en un sillón cómodo. No puedo creer que tengo más trabajo que hacer.

—¿Qué ocurre? ¿Más trabajo?—pregunté un poco fastidiada. Toda la mañana he estado de un lado a otro y ya eran como las tres de la tarde.

—No princesa, una invitación.

El hombre se acerca con una la carta en una bandeja de plata. La tomo y el hombre se retira con una reverencia. Abro la carta y efectivamente, era una invitación a una fiesta del té en la casa Nostrade. He escuchado algunas cosas de ellos. Se dedican al comercio marítimo y los señores tienen tres hijas. La menor es de mi edad y la mayor es la futura heredera, la del medio no se nada de ella, no es tan hermosa e inteligente como la mayor ni social y carismática como la menor. Pero bueno, la menor era la que me invitó. Los Nostrade son reconocidos por sus hermosas fiestas del té y cualquiera querría ser invitado a una de ellas. Estaba muy contenta, sabía que solo me invitaron por ser una princesa y todo esos asuntos políticos pero aún así, saber que asistiré por primera vez a una reunión con más chicas de mi edad me emociona mucho.

Castigo Eterno Where stories live. Discover now