Después de que esa persona se fuera de su vida estaba sola.
Pasó toda su adolescencia con ese hecho, y es que su condición la obligaba a no entablar relaciones tan íntimas, haciendo que esa soledad creciera hasta hacerla una chica fría y dura ante...
Por suerte poco después apareció la enfermera avisando al doctor Cullen de que ya estaba todo listo para la radiografía. Habían sido unos minutos tensos en los que notaba la mirada del hombre mientras escribía.
No sabía que tanto tenía que apuntar sobre mí, pero me desagradaba notar como recorría mi cuerpo y cada detalle de mi rostro con sus ojos caramelo liquido. Aunque a mi cuerpo no le molestaba esa atención, más bien le gustaba, y por ello tenía que estar dando respiraciones profundas para fingir que él no me causaba nada.
Oups ! Cette image n'est pas conforme à nos directives de contenu. Afin de continuer la publication, veuillez la retirer ou télécharger une autre image.
Estuve menos de diez minutos al mando de dos enfermeras que me señalaban que tenía que hacer y donde ponerme para la radiografía. Después estuve sentada en la vacía sala de espera esperando a que me dieran los resultados.
─ Señorita Jones, el doctor Cullen le espera en su despacho ─ Me aviso una de las enfermeras.
La seguí por detrás mientras me dirigía a dicha habitación. Cuando llegamos tocó tres veces la puerta y espero a escuchar el "pase" para abrirmela y dejarme entrar.
El doctor Cullen me miraba sentado en su sillón giratorio apoyando los brazos en la mesa con los dedos entrelazados y una sonrisa que ya se me hacía normal verle en la cara
─ Siéntese ─ Me señaló una de las dos sillas que habían delante suya.
Miré sería la silla y me crucé de brazos quedándome de pie. Carlisle sonrió de lado viendo mi gesto
─ Bien, seré rápido. En la radiografía no se ve nada anormal. No hay nada roto o dislocado, será un dolor muscular y un moratón como dijo usted ─ Asentí ante lo dicho ─ Le recetaré una pomada antiinflamatoria para que el dolor no vaya a más ─ Dijo comenzando a escribir la receta en un papel.
─ No hace falta. Ya tengo una en mi casa ─ Interrumpí su escritura.
No iba a comprar nada que sabía que no necesitaría.
─ De todos modos le daré la receta para que la tenga en caso de que se le acabe la que ya tiene ─ Sonrió levemente siguiendo con su texto.
Esperé un par de segundo antes de que me diera el papel con su firma, notando que tenía una caligrafía elegante y delicada.
─ Bien. Gracias por todo ─ Dije con mi rictus serio.
Me di media vuelta para salir, pero antes de coger el manillar volvió a hablar
─ Antes de que se vaya. El hospital no cuenta con su plantilla ¿Sabe por qué? ─ Preguntó curioso. Me giré antes de contestarle
─ Soy nueva en la ciudad. Mi anterior médico me comentó que haría llegar mi plantilla la semana que viene
─ Perfecto. ─ Antes de volver a girarme noté como apretaba su mandíbula y miraba a su mesa pensando ─ Señorita Jones. Tiene que hacer la llamada a la familia Weber ─ Me recordó. ─ Venga un momento y les llamamos desde aquí. ─ Señaló el teléfono fijo que tenía en una esquina de su mesa
