Capitulo Ocho

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-Spencer... levántate, vamos a recoger a Alex.

Después de ese tortuoso día Spencer dejo de ser el mismo chico alegre de antes, aunque no había pasado más de una semana desde aquel incidente, pareciese años, la seguridad fue mejorada, colocaron toque de queda a las 10:00 PM, vivíamos en un caos.

Pero él fue el que más sufrió, aún sigue traumado, sus ojos perdieron aquel brillo que lo caracterizaba ahora eran de un color oscuro, sin vida como si la luz del planeta haya sido absorbida en un chasquido, lloraba a diario, no paraba de hacerlo ¿es posible estar realmente solo en esta vida? por lo visto para Spencer, el chico alegre, así era, él estaba solo, abandonado ya no tenía razón para vivir, no me atrevía a preguntarme si ya se sentía un poco mejor o si había una forma de alegrarle, solamente era imposible.

-Spen...

-No quiero ¿para qué? -Dijo el mientras estaba acostado boca abajo con la cara hacia la almohada y el dorso descubierto- Al fin de cuentas el no desea verme ¿o sí?

-No... Pero puedes despejar tu mente claro

-¿Despejar?

Ahora era como hablar con un niño, un niño pequeño que no quería entrar en razón, no estaba listo para estas niñerías.

-Si no quieres venir no vengas al fin de cuentas, tú decides si hacer tu infierno un lugar mejor -dije saliendo de la habitación.

Comencé a bajar por las escaleras del edificio pensando, ¿cómo estarán los otros chicos? solo se de verónica y lo último que se es que estaba en el hospital y aún sigue ahí, desearía volver a ver a los chicos, la pasábamos muy bien juntos, demasiado diría yo, parecíamos familia siempre juntos sin importar que pase, aunque ya llevamos rato sin vernos y más por lo del incidente, parece como si todo rastro de la gente que conozco haya desaparecido.

Llegue hasta el hospital donde estaba Verónica, hay muchas cosas que debo saber ¿conocía la existencia de aquellas mutaciones?¿por qué no ha dicho una palabra de lo que sucede al otro lado de la brecha? Había muchas incógnitas que se me planteaban ¿porque ella? ¿Por qué no fue alguien más fuerte?

Llegue a su habitación, estaba decorada de cuadros con imágenes de tiempos pasados, y un montón de regalos de gente que vivía en este lado de la ciudad, un pequeño reproductor MP3 sonaba sobre el mesón al lado de la cama y ella estaba recostada sobre la cama comiendo una rodaja de pastel y con un libro sobre su regazo.

-Hola... -dije con un desaire y con las manos en los bolsillos.

Ella dejo de comer y me mostro una sonrisa enorme, eso me hacía alegrar.

-¿Cómo estas Stewart? -Dijo ella sonriendo.

-La verdad... mal, los extraño a todos, ver morir a esa niña frente a mi sin poder hacer nada me hizo ver lo monstruo que soy, lo indefenso e idiota que luzco, soy solo... un estúpido niño -dije sentándome en una silla que estaba al lado de la puerta.

-No lo eres... no no lo eres.... -dijo ella divagando- he visto cosas peores la verdad, solamente no supiste que hacer, explotaste en pánico, eso pasa ¿te acuerdas cuando nos venimos a Francia? Casi te hechas a llorar en una esquina solo porque no sabías el idioma -comenzó a reír muy fuerte, tiene razón, soy un gallina- aunque ahora las cosas han cambiado mientras yo, tengo que estar preparada viene una nueva vida en camino -dijo ella acariciándose el vientre.

-Así que los rumores son ciertos ¿no?

-Si... tengo tres meses de embarazo -dijo ella agachando la cabeza-

-¿Quién es el padre? -Dije engrosando la voz, la sangre me hervía en la frente

-De Gabriel... ¿qué sabes de los chicos?

Daylight; 2050Where stories live. Discover now