Capitulo 5

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CAPITULO CINCO

Ella estaba a unos cinco metros de nosotros y nos miraba amenazante e insaciable, llevaba puesto una gabardina azul, unos zapatos turquesa y su melena amarrada de forma brusca en una improvisada trenza que caía por su hombro izquierdo, trataba de demostrar humildad y simpleza por sus actitudes de chica buena, caminaba con sutileza y sonreía con paciencia ¿cómo alguien tan fría puede llegar a causar piedad o cariño?

-Bueno bueno… que tenemos por acá -Dijo Evana forzando una pequeña mueca de humildad.

-Evana Mortz... -dijo Micela como si le faltara el aliento- ¿qué haces acá?

-oh... nada la verdad solo quería ver como la muchedumbre alababa a su reina -dijo ella pavoneándose mientras caminaba a nuestro alrededor mirándonos de arriba hacia abajo- ¿no cambiaste mucho eh Scarlet?

-¿Scarlet? -dije como un murmuro como el zumbido de un insecto.

Ella, Evana, se detuvo frente a mi mirándome algo sorprendida y con algo de pena y familiaridad ¿de dónde me conocerá? no conozco ningún descendiente de ella, se reusó a muchas cosas inclusive en televisión negó cualquier evidencia que apuntaba que tuviera un hijo. Ella se detuvo y volvió a mirar a Micela haciendo caso omiso de mi presencia.

-Así que... -ella hizo un chasquido llamando a alguien, entonces mis pesadillas cobraron realidad las dos bestias que soñé que la acompañaban estaban a su lado, parpadee rogando que sea mentira; siempre creía que las historias que nos contaban de mutaciones y tales eran eso, historias hasta ahora-... Micela ¿cómo esta Joe? aún sigue con aquel inconveniente en la pierna ¿no? una pena hubiese sido un manjar sabroso para Venus -acaricio el espacio que dividía sus orejas.

-No te diré nada -dijo Micela mirando el suelo.

-¿Ah no? -dijo ella y quitándose las ropas dejándose solo en una blusa purpura que sostenía sus senos ceñida a su menudo cuerpo y en una falda azabache que llegaba hasta sus rodillas igual de ceñida, se acercó hasta estar no más de dos centímetros del rostro de Micela- ¿quieres retarme pequeña puta? ¿Recuerdas que paso con Karina? -agarro su barbilla y comenzó a pasar un dedo por todo el borde de su rostro- como gritaba y pedía que todo se detuviera y muriera de inmediato pero no debió decir eso no no no... Deje que mis pequeñas disfrutaran de su comida matutina.

Estaba sorprendido como esta mujer podría ser una completa viuda negra ¿de dónde heredo tanta maldad? nadie supo de donde salió Evana según los votos estaban herrados para que ella fuera electa.

-¿tú que miras? -dijo ella apartándose de Micela y fijándose en mí, pude notar como la ira brotaba de sus cuencas oculares- cabello castaño, ojos verdes, tez blanca, no tiene mucha actividad física ¿cuánto mides? ¿1.70? ¿1.75? -ella me analizaba de arriba hacia abajo solo estábamos nosotros tres y sus dos mascotas su presencia y temor bloqueaba mi mente de donde estaba- ¿qué tienes de especial? -ella agarro mi cuello y froto su yema de los dedos en el- que pena, seguro debes ser descendientes de alguna de todas las mujeres que murieron en mis aposentos

La sangre hervía bajo mi piel, de ira y de coraje estaba tan cerca de matarla o dejarla inconsciente pero algo impulsaba a no hacerlo, aún recuerdo que hay mucha gente que está a favor de ella a pesar de lo que haya hecho y aunque esa no fuera la razón creo que debo hacerle un poco más de caso a Alex aún recuerdo a aquella chica que por ser valiente recibió un disparo en la cabeza en plena plaza.

-El problema no es con el... Evana -Dijo Micela incorporándose y tragando saliva, raro... nunca vi a alguien con tanta serenidad.

-¿Ah no? ¿Entonces que hace aquí él? -Sonrió y comenzó a caminar hacia el borde de la calle que daba al rio Sena- es esplendida la vista -hizo una pausa como si tragara el aire petrificado del lugar- el azufre le da un toque moderno a esta ciudad recuerdo todo esto... las calles vivas, sus coloridos paisajes, las vocecitas chillonas de los infantes... dulce patria, como el aroma de un esquicito pan salido del horno -acaricio sus brazos simulando un abrazo- pero ahora es mejor, moldee esta ciudad a mi antojo como lo hace un alfarero con la arcilla... moldearla... amarla y en cierto punto destruirla solo para cumplir el capricho de su mente insaciable -apretó con fuerza sus codos- pero como todo en este mundo no falta sus imperfecciones -dio media vuelta mirándonos hacia nosotros- es sorprendente que aun ustedes y su grupo de niñatos chillones no hayan muerto me enferma su esfuerzo de recobrar algo que nunca podrán -hizo una reverencia- viva la patria, valoran algo que ustedes mismos sin mi mano hubiesen destruido. yo solo hice que las tuercas giraran mas rápido, dar un "empujoncito" y cumplir con el destino del universo -Sonrió mostrando sus dientes- ¿no es hermosa la realidad en dónde vives?

Daylight; 2050Where stories live. Discover now