Capítulo 7 {EDITADO: 20-11}

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Capítulo 7

24 de diciembre del 2001

11:30

Bajo corriendo por las escaleras. Un olor a humo me hace mirar hacia atrás, ya no estoy en llamas, pero veo por las escaleras como caen trozos enormes de... —Wal— y una cascada de agua... —Wal, mírame— Glenn me mira y dice algo, pero no puedo oírle —Por Dios, mírame— George, tira de mi mano... —Joder, abre los ojos.

¿Pero qué coño...? Farah me mira con sus enormes ojos y veo que me está agarrando de las muñecas con mucha fuerza. No sé qué ha pasado, me eché un momento en el sofá y ahora estoy así, si fuera un tío hetero no sabía que pensar si me despertara con una mujer subida encima de mi persona.

Fi Sabilillah! Me has pegado un susto de muerte —exclama Farah sonriendo.

¡Qué demonios hago en el suelo! Menos mal que es de madera y está caliente. Miro por la ventana, ya no nieva.

—¿Me he caído?

—Sí, pensé que estabas despierto. ¿Oíste cuando te intentaba despertar?

—No lo sé.

Esta noche es lo que llaman «Nochebuena». Ya han pasado varias semanas desde que volví al hospital, mi boca vuelve a estar en su posición original pero no tengo sensibilidad en la mejilla izquierda, yo creo que se me quedará así para siempre.

Suena el portero automático, me levanto con cierta dificultad y me muevo hacia allí.

—¿Sí?

—Primo baja, vamos al parque.

¡Mierda! Había quedado en ir con mi tía Jas y mi primo Khaled a ver pájaros al Central Park.

—Necesito cinco minutos.

—Claro, ¿nos puedes abrir?

Le doy al botón para que entren ya que hace un frío de tres pares de narices, y me voy hacia mi habitación.

—Yo a más médicos no voy —le digo a Farah desde dentro.

—No tienes por qué, pero debes ver a la psicóloga —me dice Farah desde detrás de la puerta.

—Sí, eso sí lo haré.

Me visto con los pantalones de snowboard que me regaló mi madre ya que son perfectos para el clima invernal de aquí. Me calzo las botas de montaña y me pongo el abrigo que casi pesa más que yo. Cojo la bufanda y como todavía no tengo pelo que peinarme, me pongo un gorro.

—A ver si te compras otro abrigo, pareces un pastor de cabras.

—Jajá, muy graciosa.

Salgo al rellano.

Que en esta gran metrópoli todavía haya pisos sin ascensor tiene delito.

—¿Eres tú, hijo?

—Si Yas, soy yo.

Cada vez me cuesta menos bajar y andar porque estoy fortaleciendo las piernas gracias a la fisioterapia. Oigo unos pies subiendo rápido.

—Yo te ayudo, primo.

—No hace falta Khal.

Espero que Khaled, de mayor, se dedique a ayudar a la gente, que sea médico, policía, bombero, bueno, bombero no, que es muy peligroso, socorrista o rescatista de montaña.

12:00

El Central Park es genial, pero si te quedas en él por cuando cae el sol date por muerto, violado o lo que sea, pero segurísimo que acabas mal. Entramos por donde está el edificio Dakota, sí, donde mataron a John Lennon a tiros. Otra cosa tan típica de Norteamérica como las guerras, el día de Acción de Gracias y las pistas de patinaje en Navidad son los tiroteos. Luego se hace un funeral y todos se lamentan diciendo: ¡oh qué pena! Pero no hacen nada contra las armas porque ciertos tontos del culo se escudan con que es un derecho constitucional. Tócate los...

[1] Memorias de un superviviente ©2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora