Capítulo 13 {EDITADO: 20-11}

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Capítulo 13

1 de abril del 2002

21:30

Llego a casa cantando una canción de Siria y Farah está llorando.

—¿Qué te pasa?

—A mi padre le ha dado un infarto.

—Oh, Dios mío. ¿Está bien?

—No sé, está en la UCI.

Le doy un abrazo.

—¿Te tienes que ir a Siria?

—Sí, me gustaría ir...

—Vete, yo iré muy pronto —le digo y siento ese algo extraño en la boca del estómago otra vez.

—Vale, voy a hacer las maletas.

La agarro antes de que se vaya y suspiro.

—Farah... Es extraño que te lo diga yo, pero creo que me gustas.

—¿Qué?

—Creo que estoy enamorado de ti.

—¿Me lo dices en serio?

Algo parecido a una corriente eléctrica me sube por la columna vertebral y la atraigo hacia mí, le doy un beso profundo y siento otra corriente en otro punto más bajo. Tiene los labios suaves y huele a aceite de argán.

—Tú a mí también me gustas, pero no puedo obligarte a lo que no quieras.

Vuelvo a sentir ese extraño deseo y le vuelvo a besar, me abraza y me doy cuenta de que me gusta, me vuelve loco y mataría por ella.

2 de abril del 2002

01:23

—Dios, me has aplastado el brazo —digo, me duele—. Déjame libre el brazo, Farah —digo más alto.

Se mueve, dormida, y me libera el brazo-almohada. Me voy a la ducha, Dios bendito, quién me diría a mí que iba a perder la virginidad con una mujer. Y debo decir que no ha estado mal, no da miedo ni nada de eso pero hacer el amor es algo muy raro.

Susurra algo en sueños y se vuelve hacia mi lado. Es preciosa, quiero que ella sea mi primera relación heterosexual. Me seco y me meto en la cama, ¿sería también su primera vez? No lo sé, puede que sí.

09:23

—¿Primera vez? Wal, tengo veinticuatro años —dice dando un bocado a su tostada.

—Y yo.

Se queda mirándome.

—¿Y nunca habías...?

—No, me daba miedo. Los heteros lo tenéis mejor que nosotros.

—Eres mucho más hetero de lo que piensas... Te lo digo en serio.

—¿En serio o en sirio?

—En los dos.

—¿Quieres ser mi novia?

—¿Formal o de fornicio?

—Formal —digo.

—Pero júrame que nunca nos casaremos ni nos iremos a vivir al desierto.

—No juro, es pecado, pero te lo prometo.

—Pues entonces sí, somos novios formales.

¡Qué bien! Espero que funcione, no quiero decepcionarla ni decepcionarme a mí mismo.

—Voy a buscar el billete al aeropuerto.

—Yo iré pronto, te lo prometo. ¿Cuándo me conociste pensarías que pasaría esto?

[1] Memorias de un superviviente ©2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora