Capítulo 4

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Perdí la cuenta del tiempo que lloraste hasta quedarte dormida.

La fortaleza que demostrabas solo era una frágil mascara; hacías creer a todos que eras invencible, que nada ni nadie podía hacerte daño, que lo que pasaba no te importaba y no te dolía, incluso tú misma trataste de convencerte de eso. Todo te dolía, todo te afectaba, todo te vencía hasta el punto de colapsarte.

Pude ver la fragilidad que demostrabas en esa cama, acostada, abrazada a una almohada; con las lágrimas empapando tú rostro y la expresión del dolor de tu corazón. Maldiciéndome por dentro por haberte abandonado, a ti y a lo poco que tenía, sin saber que tú serias la felicidad que me haría ver lo bueno de la vida.

Estaba contigo, mas no estaba; una situación dura. Estar pero no estar para ti. A tu lado escuchaba tu respiración, tu llanto y como reprimías los gritos desde el fondo de tu garganta. Traté de abrazarte, mas no pude transmitirte paz; quise darte mi apoyo, mas no pude darte cariño y consuelo.

Al fin entendí el castigo que me habían impuesto y, por qué lo que hice me traería tantas consecuencias. Claro, no saldría ileso después de mis fechorías, pero el dolor que tenía al verte así tendría que ser suficiente para limpiar mis pecados... No era así.

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Adiós, Ale_Urlá

El Alma de un "Amigo Imaginario"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora