Capítulo 8

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Nadie más fue capaz de hacer lo que tú hiciste por mí. Mi familia condenaba todo con respecto a mí y nadie quería siquiera recordarme después de todo. Eras mi única fuerza y unión con el paraíso y la gloria; te encargaste de purificarme por completo. Tomaste mis cosas y las empacaste en cajas para donarlas a la caridad, mi madre seguro las habría tirado a la basura; limpiaste mi casa y, por un tiempo más le diste la energía que le faltaba mientras vivías en ella.

Contagiaste de vida a las plantas que crecían en las macetas y te las llevaste a tu casa para que no murieran en soledad, así como morí yo. Cumpliste con el "testamento" que había escrito a toda prisa y dejé encima de la almohada de mi cama. Le diste la guitarra a mi hermano y le devolviste la colección de barcos a mi abuela; vendiste la casa y todos los muebles a pesar de que te dejé todo a ti, y el dinero lo donaste todo. Solo tomaste lo que según tú era importante: Todas las fotografías, los libros, mi diario y la perilla de la puerta de mi habitación.

Tu tarea estaba hecha, lo hiciste tan bien como solo tú podías hacerlo, dejando de lado el dolor y la desesperación. Demostraste tu fortaleza y la pureza de tu simple existencia. Mi alma liviana y esperanzada al sentirte, me indicaba que te irías pronto, que tu alma me liberaría quisiera o no, y que seguro estarías mejor sin tu amigo imaginario.

Gracias por leer, voten y comenten. Adiós

Ale_Urlá

El Alma de un "Amigo Imaginario"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora