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               El cielo italiano parecía saber que uno de los miembros del equipo se encontraba entre la vida y la muerte, pues desde las nubes grises caían lágrimas que rompían con fuerza contra la espalda del joven que corría y saltaba sobre los techos de la península. Las suelas de sus zapatos de goma derrapaban cada que aterrizaba en un nuevo tejado, haciéndole difícil la tarea de correr por su vida.

Un disparo resonó en sus oídos haciéndole casi fallar el salto y caer al vacío.

Desde la lejanía se escuchaban las sirenas policiacas llegar a las zonas donde ocurrieron los atentados, el chico en ningún momento se giró a ver porque sabía que cada paso que diera le evitaría una bala en la cabeza. En su mente vagaban algunos recuerdos de cuando estuvo en la guerra, cuando debía huir para evitar ser bombardeado.

Ares había cumplido con la primera parte de su misión: quitarle a Nyx los terroristas de encima para que Afrodita pudiera llegar a recogerlos.
Ahora faltaba que cumpliera la parte más importante: encontrarse con Némesis para poder reunirse con el resto del equipo.

Esa era la parte difícil de todo el plan.

Pero considerando que lo armaron en menos de treinta minutos, es lo mejor que consiguieron.

Él junto con las chicas habían decidido actuar dado a que ninguno de los agentes asignados se tomó la molestia de aparecer cuando se les convocó. Ni siquiera el comandante Raymond o el capitán Johnson tomaron las llamadas, todo fue directo al buzón de voz.

¿Quién diría que el comandante de un equipo secreto no atendería las llamadas? Ah, si, los miembros del equipo seguramente dirían eso.

No sabían dónde estaban sus jefes, tampoco les interesaba. Su atención estaba puesta en sus compañeros, en las personas que arriesgaron sus vidas mientras que ellos estaban a salvo leyendo libros.

Némesis había conseguido hackear las cámaras de la habitación en la que se encontraban para crear un bucle y dar la ilusión que todavía se encontraban allí. Afrodita junto con Artemisa lograron engañar a los guardias para tomar las tarjetas de seguridad y gracias a que la mayor parte de los guardias habían sido ordenados a apoyar los ataques ocurridos en la plaza, ellos lograron salir del edificio sin ser detectados. 

Bueno, casi.

Ares tuvo que noquear a los hombres que custodiaban la puerta de su habitación y la entrada del edificio.

Luego robaron una furgoneta de una tienda de víveres y con los chips localizadores que todos los chicos tienen implantados consiguieron llegar donde estaban ellos. Ares solo tuvo que subir a las azoteas con un rifle para poder quitar del medio a los terroristas.

No dudo en jalar el gatillo para darles tiempo. No le pesaba matar para salvar a sus compañeros.

—¿Dónde mierda estás, Ares?

La furiosa voz de la pelirroja resonó en los oídos del castaño. Nem se aseguró de usar auriculares de circuito cerrado para evitar que alguien no deseado intercepte la información que se de por ese medio.

Un jadeo escapó de la garganta de Ares cuando se sujeto del borde de una ventana para no caer tres pisos hacia abajo, la capucha dejó de cubrir su cara y ahora su cabello se encuentraba pegado a la frente de él, dificultando su visión.  Soltó una maldición y luego le respondió a Nem con la voz tensa:

—No presiones, cariño.

Balanceando sus pies consiguió pisar un trozo de concreto que sobresale de la pared, se apoyó en este y se movió con cuidado hacia el extremo de esta para poder tomarse de la escalera del edificio.

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⏰ Last updated: Jul 30, 2021 ⏰

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Los Hijos De América. ©Where stories live. Discover now